jueves, 29 de enero de 2015

Jesús es el único camino

Yo soy el camino, la verdad y la vida, le contestó Jesús. Nadie llega al Padre sino por mí.
Juan 14:6 (Nueva Versión Internacional)
Hubo una vez en mi vida, un tiempo en el que estaba perdido, tan perdido que la salvación no era una opción que contemplaba para mí. Caí en el abismo debido a la desordenada vida que había vivido. La opresión de las tinieblas me hacía creer que no existía salida. Había desperdiciado mi vida, y el pecado solamente estaba cobrando su factura. El rey alcohol había tomado todo, había reinado durante siglos en mi familia. Devastó a toda la familia, cada mente, cada voluntad, y ahora estaba tomando mi vida.
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Durante el día, miles de pensamientos demenciales me alteraban en ansiedad, y por las noches el terror atormentaba mi cansada alma. Descubrí que no es necesario esperar a después de la muerte para experimentar el infierno. Estuve 8 meses en tinieblas y tormento cada día, y en ocasiones, el enemigo se aparecía en mis sueños y me decía, ¡no hay salida!
Todos los días rogaba al cielo que escuchara mis oraciones y me sacara de las tinieblas, pero no podía ver ni un rayo de luz. Solía decir, ¡si hay alguien allí arriba, por favor, detén mi sufrimiento y quítame la vida!
Fue entonces cuando hubo esperanza, y el creer en la salvación me mantuvo con vida. Un amigo me compartió su testimonio, me habló acerca de una etapa de su vida en la no podía ver luz en las tinieblas y era presa del terror. Y gozoso me dijo, ¡hay una salida, mi Salvador te puede salvar si tú crees!
Fue cuando le entregué mi vida a Jesús y todo cambió. Me liberó, restauró mi mente, sanó mis heridas y me dio un nuevo comienzo….pero solamente fue cuando, de todo corazón, creí que Jesús es el único camino de salvación.
Siempre hay esperanza, porque Jesús es y está para siempre. Nunca dejes de creer pues el Señor siempre pondrá una luz en tu camino que alumbrará tu caminar si llamas su nombre. ¡Siempre hay una salida, y su nombre es Jesús!
Querido Dios, perdóname porque no te he honrado con mi vida. Por favor, perdona mis transgresiones. Creo que Jesús es tu Hijo y pagó por mis pecados. Ten misericordia y lávame con la sangre de Cristo, para poder ser libre y restaurado. Ayúdame a perdonar a aquellos que me han hecho daño y sana mis heridas. Ayúdame a tener un verdadero arrepentimiento y a andar en sendas de justicia. Pon en mí tu entendimiento para poder vivir. Y finalmente, recibo la promesa que le hiciste a tu Hijo, pidiéndote que envíes poder de lo alto en el Espíritu Santo para que me guíe…todo esto en el nombre de Cristo Jesús, amén.
Dios te bendice hoy, que hay fiesta en el cielo por ti.
“Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros”Romanos 5:8
“Porque todo el que invoque el nombre del Señor será salvo” Romanos 10:13
“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”1 Juan 1:9

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