jueves, 15 de enero de 2015

Cristianos, no abusemos De Nuestro Poder

“…el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo…” (Mateo 20:27)

¿Tienes un puesto de mando? Si es así, solo es para una cosa: para servir a los demás. Esto es fácil de olvidar, ya que el poder es seductivo. El Presidente de los Estados Unidos John Adams dijo: “Ningún hombre es lo suficientemente sabio o bueno como para confiarle un poder ilimitado”. Cuando te acostumbras a tener poder, si no tienes cuidado y no oras abusarás con él, y hasta pondrás tu carácter en peligro con tal de conservarlo. 
Los que abusan del poder ven las cosas como Robert Greene lo describió en su libro "Las cuarenta y ocho Leyes del Poder": “Mantén a la gente desconcertada, en la oscuridad, y sin revelarle nunca el verdadero propósito que hay detrás de tus acciones. Si no tienen ni idea de lo que persigues, no podrán prepararse para defenderse. Guíales lo bastante lejos por el camino equivocado, envuélvelos en una “nube de humo”, y cuando se den cuenta de tus intenciones ya será demasiado tarde… porque la reputación es la piedra angular del poder. Solo por medio de ella puedes intimidar y ganar; sin embargo, desde el momento que des un resbalón, serás vulnerable y te atacarán por todas partes. Por lo tanto, haz que tu reputación sea intachable”.
Esta manera de pensar es mortífera y deshonra a Dios. 
Para conseguir éxito a largo plazo, no te preocupes por crearte una buena reputación. Por el contrario, intenta tener un carácter incuestionable. Y si tu idea es conservar tu poder y promocionarte a ti mismo, examina antes tu corazón. Jesús lavó los pies de sus discípulos. Si el Señor te ha colocado en un puesto de autoridad, nunca olvides quién te puso ahí”, y para qué. Haz siempre todo lo necesario para bendecir y servir a los demás.

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