jueves, 15 de enero de 2015

Una palabra para los líderes

Antes de que Israel entrara en la Tierra Prometida, Dios dio dos instrucciones importantísimas: 
La primera, a Josué: “Esfuérzate y sé valiente...” (Josué 1:6). Tu vida se agrandará o se reducirá en proporción a la valentía que demuestres. Si estás dispuesto a asumir riesgos, llegarás mucho más lejos que aquéllos que siguen temerosamente el camino seguro y predecible.
valentia corajeAlguien escribió: “"En el momento en que decidas agarrarte a la vida con toda tu capacidad, para sacar el máximo provecho a cualquier precio, sacrificando todas tus ambiciones secundarias en favor de tu único gran objetivo, liberándote de todo lo que pueda interferir con ese objetivo, estando solo pero firme en tu propósito, pase lo que pase, entonces pondrás en marcha el vigor que está arraigado en tu interior para tu crecimiento personal. Vive de acuerdo con tu determinación, trabaja en lo que Dios predeterminó que hicieras para el perfeccionamiento de su plan, y serás invencible. Ninguna fuerza en la Tierra podrá hacer que no triunfes”.
La segunda, a los líderes del pueblo, y a través de Josué: “...vosotros... pasaréis... delante de vuestros hermanos...” (versículo 14b). Si Dios te ha llamado a liderar, levántate y llévalo a cabo. Cree en ti mismo y en tu misión. No solo por trabajar más duro y más rápido conseguirás algo; se trata además, de creer en lo que sea correcto.
Alguien llama a esto el síntoma del “"sin lugar a dudas"”. Si crees que vas a fracasar, lo harás sin duda alguna, y si crees que vas a triunfar, lo harás también, con toda seguridad. Los avances personales comenzarán cuando cambies tu manera de pensar. Lo que crees, en lo más íntimo de tu ser, determinará lo que esperas, y lo que esperas determinará tu forma de actuar. A la larga, una creencia es más que una idea que tienes, ¡es una idea que te tiene a ti! 

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