martes, 8 de diciembre de 2015

La casa quemada

Un hombre salió de viaje en avión. Era un hombre temeroso de Dios y sabía que Dios lo protegería. Durante el viaje, mientras volaban sobre el mar, uno de los dos motores falló y el piloto tuvo que hacer un aterrizaje forzoso en el océano. Casi todos murieron, pero este hombre logró agarrarse a algo que lo mantuvo flotando sobre el agua. Estuvo mucho tiempo a la deriva, y después de algunos días llegó a una isla deshabitada.
Al llegar a la playa, cansado pero vivo, agradeció a Dios por su liberación de la muerte. Después se alimentó de peces y hierbas. Consiguió derribar algunos árboles y con mucho esfuerzo, logró construirse una casa. No era una gran casa, más bien era tosca, con palos y hojas. Pero para él era su casa.
Él estaba satisfecho y una vez más agradeció a Dios, porque ahora podría dormir tranquilo y sin miedo a los animales salvajes que pudiesen existir en la isla. Un día estaba pescando, y cuando terminó, había atrapado muchos peces. Quedó muy satisfecho con el resultado de la pesca pues la comida era abundante. Pero al darse la vuelta en dirección a su casa, fue enorme el tamaño de su decepción al ver que estaba totalmente en llamas, incendiada.
Entonces, se sentó sobre una piedra llorando y diciendo entre sus lamentos: “¡Dios mío! ¿Cómo es que el Señor deja que esto me ocurra? El Señor sabe que yo necesito mucho esa casa para poderme abrigar y proteger, y ahora deja que se queme toda, no tiene compasión de mí”.
En ese mismo instante, una mano se posó sobre su hombro y oyó una voz diciendo: ¿Vamos, joven?
Se dio la vuelta para ver quién estaba hablando con él, y cuál no fue su sorpresa cuando vio al frente suyo un marinero uniformado que le decía: “Vamos, joven. Hemos venido a rescatarlo”.
-“¿Pero cómo es posible? ¿Cómo supieron Uds. que yo estaba aquí?” 
-“¡Ah!, amigo! Vimos sus señales de humo pidiendo socorro. El capitán del barco ordenó que el barco se detuviese y mandó que en aquel bote viniéramos a buscarlo.” 
Los dos subieron al bote, y así el hombre fue llevado al barco que luego lo llevaría de vuelta con sus seres queridos.
¿Cuántas veces nuestra casa se quema y nos quejamos como aquel hombre hizo? En la Biblia, en Romanos 8:28 leemos que todas las cosas contribuyen al bien de aquellos que aman a Dios. A veces es muy difícil aceptar esto, pero ES ASÍ. Es preciso aceptarlo y confiar en Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario