lunes, 16 de noviembre de 2015

¿Qué Dice la Biblia de Nuestro Corazón?

Cuando hablamos de la doctrina del hombre debemos tener muy presente lo que dice la Biblia acerca de nuestro corazón. Para muchas personas, engañadas por filosofías huecas, el corazón es donde los hombres sentimos. ¿De dónde procede nuestro amor? De nuestro corazón. ¿De dónde procede nuestro cariño hacia otros? De nuestro corazón.
Pero la Biblia es muy clara al afirmar que el corazón del hombre es mucho más que esto. En la Palabra de Dios vemos que el corazón es en donde el hombre piensa, decide y siente. Es en el corazón donde se encuentran nuestras emociones, nuestro intelecto, nuestros valores, y nuestras decisiones. El corazón, por lo tanto, está en la cabeza y no en el pecho. Noten lo que escribió Moisés,

Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.” Génesis 6:5
Este pasaje es muy claro. Se nos dice que Dios miró desde el cielo a la tierra y todo lo que vio en el hombre fue maldad. ¿Por qué? Porque su corazón estaba siempre lleno de pensamientos perversos. ¿Pensamientos…en el corazón? ¡Así es! En la Biblia el corazón del hombre es donde piensa. Salomón también escribió acerca de este tema,
Del hombre son las disposiciones del corazón; Mas de Jehová es la respuesta de la lengua.” Proverbios 16:1
El corazón del hombre piensa su camino; Mas Jehová endereza sus pasos.” Proverbios 16:9
De nuevo, para Salomón el corazón del hombre es donde se encuentran sus disposiciones y pensamientos. Ahora bien, quizá esta información no sea tan importante. Lo que sí puede ser importante para muchos, es lo que dice la Biblia con respecto a ese corazón. Es decir, muchos creen que lo malo del hombre está en su mente, pero que su corazón es bueno. Es más, muchos cristianos afirman que los hombres deben seguir sus propios corazones. ¿Por qué? Porque no entienden ni lo que representa el corazón del hombre ni lo que es.
Entonces, ¿qué dice la Biblia de nuestro corazón? Jeremías lo dice muy claramente,
Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” Jeremías 17:9
Noten la claridad con la que habla la Palabra de Dios al respecto. Ella dice que nuestro corazón es:
1. Engañoso:
La palabra utilizada en hebreo es aqob. Esta palabra está relacionada con el nombre ya’qob (Jacob). Para entender esto vayamos a Génesis 25:26,
Después salió su hermano, trabada su mano al calcañar de Esaú; y fue llamado su nombre Jacob.”
Entonces, qué significa el nombre Jacob? “El que toma por el calcañar” o “el que suplanta.” En la antigüedad se utilizaban los nombres para describir el carácter de una persona. Cuando nació Jacob intentó suplantar a Esaú; él quiso engañar. Y ese carácter lo dejó manifiesto cuando engañó a su padre Isaac, y luego cuando engañó a Esaú por su primogenitura. Jacob era un hombre engañoso.
Así es nuestro corazón: engañoso. ¿Podemos confiar en él?.... 
2. Más que todas las cosas:
Es decir, más que la capacidad que pueda tener nuestro corazón de alguna bondad, honestidad, o de tener buenas intenciones. Más que todo esto, nuestro corazón es engañoso.
Este corazón es el que está dirigiendo nuestros pensamientos, decisiones, y emociones. Es obvio, entonces, que esto va a afectar a la manera como veamos el mundo, porque somos dirigidos por un corazón terriblemente engañoso. Por lo tanto sería un tontería permitirle a nuestro corazón guiar nuestras vidas.
Pero Jeremías dice algo más.
3. Perverso:
Nuestro corazón no es solamente engañoso, sino que también es perverso. La palabra hebrea anus quiere decir incurable. Jeremías 30:15 utiliza la palabra así,
¿Por qué gritas a causa de tu quebrantamiento? Incurable es tu dolor, porque por la grandeza de tu iniquidad y por tus muchos pecados te he hecho esto.”
Entonces, Dios nos revela que el corazón del hombre no es bueno, sino que está afectado por una enfermedad mortal que no puede ser sanada. Está afectado por una enfermedad incurable. Por ello Jeremías hace una pregunta retórica al final del versículo, “¿quién lo conocerá?” La respuesta que espera el profeta es: “¡Nadie!”
La razón por la que no podemos confiar en nosotros mismos es porque nuestros corazones son engañosos y perversos.  No podemos confiar ni en lo que piensa, ni en lo que siente, ni en lo que desea. Ni siquiera podemos confiar en la evaluación que haga nuestro corazón de nosotros mismos.
¿Quién es el único que nos puede diagnosticar? ¡Dios! Solamente la evaluación de Dios es objetiva, exhaustiva y verdadera, porque solo Dios es verdad. Si queremos, entonces, saber nuestra condición, debemos someternos a lo que Dios ha dicho acerca del hombre. Pero, ¿cuál es la buena noticia que trae el evangelio para los hombres?.... No es buena, es excelente.

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