Si tienes a tus padres todavía, abrázalos, ámalos, ayúdalos... y perdónalos si se equivocan. Conversa con ellos. Nunca les faltes al respeto. Son seres humanos como tú.
Se llamaba Ángela. Tenía 85 años, y hacía diez que no veía a sus tres hijos. Uno de ellos la llamaba por teléfono y le enviaba dinero, pero nunca la visitaba. Estaba muy triste, y me aconsejó que yo no hiciera lo mismo. Me sentí muy apenado al ver las lágrimas rodando por sus mejillas. No supe qué contestar, así que la abracé durante unos segundos. Me lo agradeció con una sonrisa, y me dijo que una familia con dos niños pequeños, la había adoptado como abuelita. Se esforzaban por hacerla feliz y la llevaban al dentista. Pero extrañaba a sus hijos. Se levantó... habían llegado por ella. Se despidió y no supe más de ella. Cuando salió, mi corazón se encogió. La recepcionista del consultorio me dijo:
-Yo pensé que la señora que la trae a consulta era su hija. ¡Caramba!
En China, el gobierno ha tenido que promulgar una ley que obliga a los hijos a visitar a sus padres ancianos. Si un adulto no obedece dicha ley, recibirá primeramente una multa, caso de persistir una demanda judicial y hasta podría ir a la cárcel por no cumplir con su responsabilidad familiar. Con tristeza, reporteros chinos informaron que algunos se atrevieron a burlarse de la ley en las redes sociales, y otros más dieron excusas para no obedecerla.
¿Te has preguntado qué pensará Jesús de esos hijos que se atreven a abandonar a sus padres? Hazles saber a los tuyos que los amas. Cuando sean mayores no los abandones. Si obedeces los Mandamientos de Dios, no necesitarás una ley del gobierno que te obligue a cumplir con tu responsabilidad. Jesús promete que si los honras, disfrutarás una larga vida. ¿Qué esperas para darles un abrazo a tus padres?“Honra a tu padre y a tu madre, para que vivas una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios” (Éxodo 20:12).
No hay comentarios:
Publicar un comentario