“Hablad verdad cada uno con su prójimo” Efesios 4:25
A simple vista puede parecer que Pablo quisiera decir algo que debería caer, de maduro, por su propio peso; el hecho de hablar la verdad con su prójimo, añadido al sentido de la Escritura que habla a creyentes, todavía parece más obvio.
Fijémonos que el apóstol no dice que no mintamos, lo cual sí que se debe dar por hecho, pues en el infierno es indudable que estarán los mentirosos. Como si el oficio del autor aflorase aquí, dado que él era especialista en carpas (toldos), no era cuestión simplemente de hilvanar el hilo, es decir de “medio coser”, sino que los distintos retales había que coserlos fuertemente para que quedasen totalmente unidos.
De esta forma, podemos llevar una vida hilvanada espiritualmente: por ejemplo, no decir mentiras; pero esto no significa una comunión total, no indica precisamente una unión práctica. Tampoco nos está diciendo el apóstol que hablar la verdad sea “cantar las cuarenta”, porque puedes estar equivocado y hacer de la verdad una piedra de tropiezo, lo cual es cosa seria; en otras palabras, que Pablo no nos está diciendo que no debamos ser diplomáticos, que sí podemos, pero siempre hablando verdad con el prójimo.
Alguien dijo que las mayores mentiras son las medias verdades. Un sencillo ejemplo del sentir de Pablo lo tenemos en la vida de Cristo: nos reveló la verdad de la salvación, aunque las cosas secretas pertenecen a Dios.
Querido hermano, tenemos que quitarnos muchas falsas caretas de santidad y fraternidad y volver una vez más a la Escritura: somos miembros los unos de los otros. Si los resultados de un análisis de mi sangre, el médico los interpreta de forma incorrecta, la aplicación terapéutica a la parte afectada del cuerpo no será la adecuada y producirá atrofia. Y ésta afecta a los demás miembros.
Permíteme compartir esto contigo: aunque sea simplemente para que la Obra del Señor vaya hacia arriba, merece la pena que hablemos verdad cada uno con el de al lado.
De esta forma, podemos llevar una vida hilvanada espiritualmente: por ejemplo, no decir mentiras; pero esto no significa una comunión total, no indica precisamente una unión práctica. Tampoco nos está diciendo el apóstol que hablar la verdad sea “cantar las cuarenta”, porque puedes estar equivocado y hacer de la verdad una piedra de tropiezo, lo cual es cosa seria; en otras palabras, que Pablo no nos está diciendo que no debamos ser diplomáticos, que sí podemos, pero siempre hablando verdad con el prójimo.
Alguien dijo que las mayores mentiras son las medias verdades. Un sencillo ejemplo del sentir de Pablo lo tenemos en la vida de Cristo: nos reveló la verdad de la salvación, aunque las cosas secretas pertenecen a Dios.
Querido hermano, tenemos que quitarnos muchas falsas caretas de santidad y fraternidad y volver una vez más a la Escritura: somos miembros los unos de los otros. Si los resultados de un análisis de mi sangre, el médico los interpreta de forma incorrecta, la aplicación terapéutica a la parte afectada del cuerpo no será la adecuada y producirá atrofia. Y ésta afecta a los demás miembros.
Permíteme compartir esto contigo: aunque sea simplemente para que la Obra del Señor vaya hacia arriba, merece la pena que hablemos verdad cada uno con el de al lado.
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