jueves, 15 de octubre de 2015

El sol, la lluvia y el hombre

La naturaleza que Dios Creador le ha dado al hombre aporta vivencias, algunas salidas de la imaginación, que son una buena ayuda para comprender mejor sus enseñanzas bíblicas. Tenemos el caso, imaginativo, de una disputa entre el viento y el sol. Ambos discutían sobre cuál de los dos era más fuerte. En un momento determinado, acordaron probar su fuerza en un hombre que caminaba. “Vas a ver como me lanzo sobre ese hombre, le desgarro sus vestiduras, y logro quitarle su capa”, dijo el viento, y comenzó a soplar cuanto pudo, mientras el hombre apretaba con mayor fuerza su capa hacia su cuerpo. Enojado, el viento puso sobre él, lluvia y nieve, y el hombre, refunfuñando, apretó mucho más su capa, hasta que el viento comprendió que era imposible quitársela.
El sol, sonriendo entre dos nubes, recalentó un poco el suelo, y el pobre hombre, animado, se sacó su capa y la puso sobre sus hombros. “Ya ves, dijo el Sol, como con la bondad es posible conseguir más que con la violencia”.
Por tanto, Jehová esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto, será exaltado teniendo de vosotros misericordia; porque Jehová es Dios justo; bienaventurados todos los que confían en él. Isaías 30: 18.
El viento quiso conseguir un propósito, quitar la capa que cubría al hombre. Para ello utilizó diversas maneras pero todas violentas, lo que hizo que el hombre se protegiera aún más con ella, sin embargo, el sol, aprovechando la astucia, calentó un poco el suelo e hizo que el hombre se quitara, complacido, la capa.
La piedad, la misericordia, y la justicia son atributos de Dios Creador que benefician al hombre y a la mujer cuando, confiando, acceden a Él. Las personas atienden el llamado del Evangelio que ha sido realizado con amor. El “venid luego” va colmado de compasión, y de igual manera, el “yo estoy a la puerta y llamo”; todo esto hace que el hombre se quite la capa que lo protegía de los vientos, tormentas, y lluvias de la vida, y que había sido su única e insuficiente forma de solucionar sus dificultades, para depositar toda su confianza en Jesús, el Señor.

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