lunes, 7 de septiembre de 2015

Cuando el alma llora

Hay formas y formas de maltrato, algunas más agresivas y violentas que otras. Estas últimas, mucho más sutiles pero formas de maltrato al fin y al cabo. Y no todas se manifiestan con palabras o hechos violentos. A veces, solo actitudes descalificantes y peyorativas dejan grabados en el alma de quien las recibe, ácidos mensajes que corrompen lenta pero efectivamente, más que mil palabras. ¿A que te has sentido así alguna vez?
Para escribir, primero hay que saber leer, y no se trata precisamente en este caso, de los aspectos psicomotrices ni de los procesos del aprendizaje. Si no tenemos el hábito de leer y de interpretar sabiamente lo que los autores intentan transmitirnos, difícilmente seremos capaces de escribir palabras de bendición para que otros las lean. Asimismo, si no tenemos la capacidad de “leer” e interpretar el dolor de los demás, difícilmente seremos capaces de escribir un mensaje que llegue como bálsamo del Espíritu al fondo de las almas que sufren. Escribir Mensajes de Ánimo es también aprender a conocerse a sí mismo. Desnudar nuestra alma no es nada fácil, y enfrentarse con uno mismo, ¡es cosa verdaderamente de valientes!
Escribir mensajes de ánimo, no solo es una oportunidad de aprender a conocernos más a nosotros mismos. Es compartir experiencias con amados hermanos y de descubrir, sacar a la luz las cosas que permanecen ocultas, “enterradas” en lo profundo del corazón y que hacen daño, algunas inclusive, durante años.
Si hoy sufres a causa de un hecho desafortunado en tu vida, una traición, maltrato, engaño… oremos fervientemente y deseemos desde lo más profundo del corazón, que el Señor tenga a bien derramar en abundancia sus bendiciones sobre tu vida hoy y cada uno de los días de tu vida.

“y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.

(Juan 8:32 RV60)


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