martes, 11 de agosto de 2015

Este regalo no lo quiero

Sin duda esta historia los hará pensar. Un joven, de una familia rica, estaba a punto de graduarse y como regalo de su padre, esperaba un hermoso automóvil deportivo que le gustaba muchísimo. Se acercaba el día, y no veía detalles que le permitieran afirmar que el regalo sería ese vehículo. Llegado el día, su padre lo llamó a su oficina y lo llenó de halagos reconociendo sus aptitudes. De uno de los cajones sacó un paquete envuelto en papel de regalo. El muchacho lo abrió y se encontró con una hermosa Biblia, hecha en cuero y de finísimas hojas, y en la cubierta, el nombre escrito en oro. Su reacción fue inmediata; dejando el regalo a un lado, le reprochó amargamente a su padre no haberle regalado el automóvil, “tienes tanto dinero... y no quisiste darme el regalo que yo quería, sino esta Biblia”, y sin escuchar razones salió cerrando violentamente la puerta. Pasó el tiempo y el hijo se había transformado en un hombre acomodado y en un profesional exitoso. Hasta que un día fue informado de la muerte de su padre, a quien no veía desde el día de su graduación, con la obligación de presentarse para arreglar asuntos de negocios y de la herencia. Su padre le había dejado todas sus posesiones. Muy triste y arrepentido, aunque era tarde, halló entre las cosas de su padre la Biblia que le había regalado el día de su graduación; la abrió, y leyó una hermosa dedicatoria escrita de puño y letra, y entre las tapas del sagrado Libro, había unas llaves de coche y una tarjeta de entrega inmediata del automóvil.

Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. Romanos 6:23.Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. Santiago 1:17

Es indudable que entre las prioridades del joven, no estaba Dios ni mucho menos la Sagrada Biblia. Su objetivo, a conseguir de su padre, era el coche deportivo que le quitaba el sueño; no estaba ni remotamente en sus planes, recibir un regalo como el que le entregó su padre. Se había imaginado muchas veces recibiendo de él las llaves del vehículo, sin embargo, había sufrido una gran decepción, y optó por separarse de su progenitor definitivamente. Con el dejar las llaves del automóvil en el interior de la Sagrada Escritura, pretendía enseñarle que hay algo muchísimo más valioso, conocer a Jesús como único y suficiente Salvador personal, y que los bienes materiales no son el todo del hombre. Lo que es verdaderamente valioso es el regalo que es posible recibir de parte de Dios Padre: la vida eterna es un regalo perfecto para todo aquél que cree en Cristo Jesús.

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