"En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará." Salmo 23:2La mayoría de los que leen "delicados pastos" imaginan suaves e interminables praderas de pasto fresco. Pero en la Israel del salmista no es así, allí el clima es demasiado seco para que prospere este tipo de vegetación.
Durante miles de años, los pastores israelitas han sabido cómo encontrar alimento para sus rebaños en sitios donde nadie creería que existiera. Allí el clima es reseco y casi nunca llueve, los pastos verdes crecen con la brisa del Mar Mediterráneo. Sobre los bordes de ciertas colinas se forma una zona húmeda, ya que su tierra es regada con una especie de rocío dando lugar a pequeños mechones de pasto, los necesarios para alimentar unas cuantas ovejas durante dos o tres días. Los pastores conducen sus rebaños por el árido desierto en busca de esas pasturas, por lo que no es de extrañar que las ovejas obedezcan sus voces; caso de no hacerlo, seguramente morirían de hambre o de sed intentando sobrevivir por su propia cuenta. Estos dóciles animales aprendieron a depender de su guía para encontrar sustento.
¿Cuántas veces nos parece que vamos caminando por el desierto y no hallamos nada refrescante cerca? Es normal sentirnos así cuando nuestra vida es bombardeada con un problema tras otro. Pero no podemos distraernos mucho tiempo, hay que recobrar fuerzas y seguir la voz del Señor que nos está conduciendo a delicados pastos verdes para ser alimentados. Son en ocasiones así, en las que Dios nos hace depender mas de Él. Esos períodos sedientos son momentos especiales, y debemos aceptarlos y aprender de ellos.
No menospreciemos las caminatas por el desierto con el buen pastor. Sin duda, Dios nos quiere enseñar cosas importantes en ellas, y muy cerca están las tiernas praderas donde nos hará descansar. ¡Amén!
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