viernes, 14 de agosto de 2015

De regreso al Padre

Dios le habló a Jonás diciéndole que debía ir a Nínive y difundir un mensaje contra ella. Pero él fue a huir de la presencia de Jehová y compró un billete para irse a Tarsis. Mas estando en el barco, se levantó una tempestad tal que los tripulantes pensaron que la nave se partiría.
Entonces, cada uno clamó a su dios y echaron los enseres al mar para hacer ligero el barco pero no sucedió nada. Cuando meditaron para saber cuál era la causa, ésta recayó sobre Jonás.
Al encontrarlo, le preguntaron quién era y qué había hecho para que sucediera tal calamidad. Sabían que huía de la presencia de Jehová, pues él se lo había declarado.
En aquel momento echaron a Jonás al mar, quien fue tragado por un gran pez; estando dentro del mismo, oró a Dios y en arrepentimiento dijo: “Pero yo te ofreceré sacrificios con cantos de alabanza, y cumpliré todas mis promesas. Pues mi salvación viene solo del Señor”. Entonces, Dios mandó que el pez lo vomitara en tierra. Al oír nuevamente la voz de Dios, Jonás fue a Nínive a llevar el mensaje que se le había dado.
¡Cuántas veces nos hemos encontrado en una posición similar a la de Jonás! Hemos oído la voz de Dios y escuchado su palabra, pero por razones propias hemos decidido huir de Él, y compramos un boleto para tomar rumbo contrario al de la voluntad del Señor para nuestras vidas.
Sin embargo, también vemos que el amor infinito de Dios se muestra en medio de nuestra terquedad y nos sigue persiguiendo, porque sus misericordias son abundantes y, de alguna forma, nos quiere encaminar hacia Él. En la historia, el Señor permitió que se levantase una tempestad y que Jonás fuese tragado por un gran pez. Las situación era desastrosa, pero Dios la usó para que su profeta se diese cuenta de sus errores.
Al entender Jonás lo equivocado que se encontraba, se arrepintió y declaró unas palabras que permitieron que el Señor le diese una nueva oportunidad.
Actualmente, no se sabe cuántas decisiones erradas tomaste por apartarte de Él, pero anímate a volver a sus propósitos. Solo necesitas reconocer, aceptar y arrepentirte de todo lo malo que hiciste y regresar al camino del Padre; no olvides que Él espera por ti, su amor no ha cambiado y sigue aguardando tu retorno.
2 Pedro 3:9 (NTV) dice “En realidad, no es que el Señor sea lento para cumplir su promesa, como algunos piensan. Al contrario, es paciente por amor a ustedes. No quiere que nadie sea destruido; quiere que todos se arrepientan.”

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