viernes, 14 de agosto de 2015

¿Cómo Caminar Por Fe?

“…POR FE ANDAMOS, NO POR VISTA” (2 Corintios 5:7)

Un ciego que lleva un perro guía, “camina por fe” con su lazarillo. Tiene la certeza de que, según lo que vea el perro, éste le avisará para seguir, parar o girar a la derecha o a la izquierda. Y para comprender las señales que le da el perro, lo sujeta del arnés. Confía en el animal porque tiene algo que él no posee: la vista. Ocurre lo mismo contigo y con Dios, aunque hoy te resulte poco claro hacia donde te está llevando. El ciego debe sujetar el arnés y estar conectado al perro guía. A veces se preguntará: ¿por qué nos paramos en esta esquina tanto tiempo?,... porque pasan vehículos, y de esta manera queda a salvo del peligro que no puede ver.
Dios dice: “Guiaré a los ciegos por un camino que no conocían… Delante de ellos cambiaré las tinieblas en luz y lo escabroso en llanura. Estas cosas les haré y no los desampararé” (Isaías 42:16). Dios tiene tu mañana ya planificado aunque no te lo haya mostrado todavía. Actúa sin tiempo natural, por lo que no lo retienen las limitaciones contra las que nosotros luchamos. Pablo escribió: “Pido que os inunde de luz el corazón, para que podáis entender la esperanza segura que Él ha dado a los que llamó… pido en oración que entendáis la increíble grandeza del poder de Dios para nosotros, los que creemos en Él. Es el mismo gran poder que levantó a Cristo de los muertos y lo sentó en el lugar de honor, a la derecha de Dios…” (Efesios 1:18-20 NTV).
Cuando decides volar a cierto lugar, tiene que darse todo lo siguiente:
1) Debes seleccionar la compañía aérea y el horario de vuelo que te convenga para ir al destino.
2) El avión debe cumplir con un horario que te indique cuándo parte y cuándo llega, y el piloto deber tener clara la ruta con anterioridad.
3) La línea aérea pone un precio y tú decides si te lo puedes permitir. Después de eso, se introducen tus datos en el ordenador, y ya está todo listo para salir.
No obstante, lo que no va a pasar, cuando llegues al aeropuerto, es que les preguntes y te expliquen cómo funciona el avión, qué botones va a pulsar el piloto y cuál será la velocidad o la altitud del vuelo, ni si volarán con control manual o con piloto automático. Tampoco te pondrás a discutir sobre el precio después de haber hecho la reserva y de haber pagado, porque estás seguro de que el aparato es de fiar y de que el piloto tiene experiencia, lo que te da la confianza de que llegarás a tu destino sano y salvo.
Podrías decir: "¿Y si se cae el avión?" Pues si eres un hijo redimido por Dios, ¡te vas para arriba con Él! “…Partir y estar con Cristo… es muchísimo mejor” (Filipenses 1:23). Te ocurra una cosa o la otra, ganas. Lo que haces es poner tu confianza en el avión, en el piloto y en la compañía aérea. Hoy Dios te pide que hagas lo mismo con Él, ¡ni más ni menos!

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