Actualmente muchas leyes exigen la no discriminación por razones de género, sexo u orientación sexual. Está bien el avance de los derechos personales. En una sociedad pluralista deben respetarse los derechos de cada integrante de la comunidad, pero no se tiene, por norma, que aceptar el comportamiento homosexual como moralmente bueno; esto no es homofobia, es disensión pluralista. La tolerancia debe ser en ambos sentidos.
Convivimos en una sociedad que frente a cada tema defiende distintas posturas, según qué grupo o colectivo se exprese. Los que confesamos a Jesucristo como nuestro Señor, vivimos conforme a lo que dice la Biblia, es un derecho personal que debe ser resguardado.
No debería existir problema en que expresemos nuestra opinión frente al tema de la homosexualidad. No podemos ver al matrimonio homosexual como una opción viable al matrimonio heterosexual, porque no está contemplada en la definición enciclopédica del matrimonio y además, porque la Biblia no lo presenta en absoluto, de esa manera. Nosotros, al igual que cualquier otro grupo, tenemos el derecho de expresar nuestra postura, aunque los grupos pro-gay disientan con la misma. Por lo tanto, no tengas ningún temor ni permitas que te tilden de ‘discriminador’ u ‘homófobo’ cuando digas que no estás de acuerdo con la unión de personas del mismo sexo. Es simplemente una opinión tan válida como la que tienen ellos.
Si no podemos decir que, de acuerdo a los principios bíblicos, consentimos solamente en el matrimonio monogámico y heterosexual, estaríamos siendo nosotros mismos los discriminados.
Convivimos en una sociedad que frente a cada tema defiende distintas posturas, según qué grupo o colectivo se exprese. Los que confesamos a Jesucristo como nuestro Señor, vivimos conforme a lo que dice la Biblia, es un derecho personal que debe ser resguardado.
No debería existir problema en que expresemos nuestra opinión frente al tema de la homosexualidad. No podemos ver al matrimonio homosexual como una opción viable al matrimonio heterosexual, porque no está contemplada en la definición enciclopédica del matrimonio y además, porque la Biblia no lo presenta en absoluto, de esa manera. Nosotros, al igual que cualquier otro grupo, tenemos el derecho de expresar nuestra postura, aunque los grupos pro-gay disientan con la misma. Por lo tanto, no tengas ningún temor ni permitas que te tilden de ‘discriminador’ u ‘homófobo’ cuando digas que no estás de acuerdo con la unión de personas del mismo sexo. Es simplemente una opinión tan válida como la que tienen ellos.
Si no podemos decir que, de acuerdo a los principios bíblicos, consentimos solamente en el matrimonio monogámico y heterosexual, estaríamos siendo nosotros mismos los discriminados.
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