viernes, 24 de julio de 2015

Una mirada alegre

Una mirada alegre trae gozo al corazón, las buenas noticias contribuyen a la buena salud, dice uno de los versículos de proverbios....

Trabajo en un Colegio en donde ocurren cientos de cosas a la vez. Se empieza a trabajar en alguna y al minuto siguiente ya se debe estar enfrascado en otra. Hay que trabajar rápido, hay que alcanzar a hacerlo todo. En medio de ese vehículo que avanza con propulsión a chorro, me tomo el momento de saludar a quienes “adelanto” con mi motor turbo para regalarles un “buenos días” o una sonrisa. Muchas veces he creído que o no me escuchan o no me ven, pero no es así...
La mujer que hace el aseo de mi oficina pasó por allí esta mañana a retirar la cantidad ingente de papeles que había en mi papelera; cuando la vi entrar la saludé como me es habitual, y una vez que vertió el contenido del recipiente, hizo una pausa y me miró diciéndome: “tía, me encanta cuando está usted porque me alegra el día”. Después de esa declaración no me quedó más remedio que darle muchas gracias, quedando absolutamente sorprendida por su comentario. Traté de verificar mi rostro para ver si tenía algo peculiar en él y no…estaba igual que siempre.
Continuó la mañana y seguí con mi avalancha de actividades. Necesitaba un documento y fui hasta secretaría; como no estaba la persona a su cargo, volví a la oficina,... cuando pasó por fuera de mi puerta quien yo buscaba, y sin necesidad de llamarla, entró y me dijo “esta oficina es otra cosa, es como para venir a desestresarse”. Dos personas, sin ponerse de acuerdo, me habían dicho lo mismo. Algo estaba pasando. Algo tenía que aprender de ello, algo tenía que repetir.
Es cierto lo que nos dice el libro de proverbios, una mirada alegre trae gozo al corazón. Estoy segura que tú también lo has comprobado en alguna ocasión. Es increíble el poder que tiene una sonrisa o una mirada alegre. Pienso en la mirada de Jesús, y lo único que quisiera es que a través de mis ojos, pudieran ver la mirada alegre con la que Jesús me mira cada día, incluso con mis constantes equivocaciones y mis desaciertos. Incluso con eso.

Hoy quiero ser portadora de buenas noticias para traer buena salud, sabiendo que la mejor noticia que podemos transmitir es que Cristo VIVE por mí, por ti y por todos. En vez de dedicarnos  exclusivamente, a hacer “grandes cosas” (como yo, corriendo de un lado a otro en el lugar en el que trabajo para poder hacer todo lo que me solicitan), seamos además, sembradores de miradas alegres y de buenas noticias; de esta manera, quienes nos rodean podrán experimentar al menos el 5% de lo que Cristo es y de lo que puede llegar a hacer en sus vidas. Intentémoslo, demos miradas alegres, demos buenas noticias.

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