viernes, 24 de julio de 2015

¿De qué sirven tus ojos si no puedes ver?

Otra vez entró Jesús en la sinagoga; y había allí un hombre que tenía seca una mano. Y le acechaban para ver si en el día de reposo le sanaría, a fin de poder acusarle. Entonces dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio. Y les dijo: ¿Es lícito en los días de reposo hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban. Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana. Marcos 3:1-5
Los fariseos eran personas doctas en la ley de Dios. Sin embargo, no podían percibir la misericordia que Dios quería hacer con aquel hombre en ese momento, su corazón estaba tan duro que aunque tenían ojos, no podían ver la necesidad que tenían delante de ellos.
La ceguera espiritual es precisamente “no ver la vida como Dios la ve”. Es no entender las cosas espirituales, o sea, no entender a Dios.
Mi Pueblo tiene ojos, pero no ve; tiene oídos pero no escucha… Isaías 43: 8
El Señor hace un reclamo a su pueblo porque teniendo ojos y oídos no escuchan ni ven lo que Dios quisiera que viesen. Pregúntate: ¿Cuándo fue la última vez que vi la aflicción de los que me rodean? ¿Conozco la necesidad de mi casa, parientes, amigos o  enemigos?, recordando que también debemos bendecir a nuestros enemigos.
Precisamente, ayer salí con la mentalidad de identificar necesidades y hacer algo al respecto, y me sorprendí por la existencia de una apreciable cantidad de necesidades. Lo poco que pude hacer fue ayudar a una señora que no disponía de alimentos para su bebé, y pude darle algo de comida que tenía y las monedas que me quedaban. También a una anciana, quien necesitaba ayuda para moverse y conocer la palabra de Dios.Entonces, me pregunto: ¿Por qué no vi tanta necesidad antes? Y me di cuenta que me encontraba con una gran ceguera espiritual, no estaba viendo lo que Dios ve... ¿Cuántas veces habré descuidado el servicio de Dios por mi ceguera?
Y dos ciegos que estaban sentados junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: !Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros! Y la gente les reprendió para que callasen; pero ellos clamaban más, diciendo: !Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!
Y deteniéndose Jesús, los llamó, y les dijo: ¿Qué queréis que os haga? Ellos le dijeron: Señor, que sean abiertos nuestros ojos. Entonces Jesús, compadecido, les tocó los ojos, y en seguida recibieron la vista, y lo siguieron. Mateo 20:30-34
Es necesario tener humildad para reconocer que estamos ciegos. Los fariseos no quisieron reconocer lo que Dios quería aunque conocían su palabra de memoria ¿De qué lado estás? Si eres seguidor de Cristo te darás cuenta que el Señor vino para servir y no para ser servido. Acércate con humildad a Jesús y pídele que te abra los ojos espirituales.
¡No endurezcas tu corazón y sé sensible a la voz de Dios!

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