viernes, 3 de julio de 2015

Las catástrofes en el mundo

En tofo el mundo, la intensidad de las catástrofes naturales va en aumento. Mientras que el año pasado ya pasó a la historia como el año récord en desastres naturales, en este año casi no pasa una semana en que no nos alcancen nuevos informes tétricos.
En Australia, hace algunos meses, cayeron las más abundantes precipitaciones jamás registradas desde el comienzo de los registros hace unos cien años. Provocaron enormes inundaciones. La región inundada era tan grande como Alemania y Francia juntas.
Un poco después, el monstruoso ciclón “Yasi” golpeó a Australia, Mientras las inundaciones causadas por el ciclón mantenían ocupados a las fuerzas de rescate, el oeste de Australia se vio azotado por incendios forestales que resultaron incontrolables. Y al mismo tiempo ocurrieron otras catástrofes en otras partes del mundo.
Después de grandes tormentas, los desplazamientos de tierras en Brasil enterraron vivas a centenares de personas. Un hombre pudo salvar a duras penas a sus hijos, pero tuvo que presenciar, sin poder hacer nada, cómo su esposa fue llevada por las masas de lodo. Desconsolado, lloraba: “¡Podría perder todo, pero no a mi esposa!”.
La lista de desastres de los últimos años es infinita, olas gigantes en China, erupción de un volcán en Japón, terremoto en Haití, incendios en el monte Carmelo en Israel, tormentas de nieve en Estados Unidos, tsunami en Indonesia, y el terrible terremoto con tsunami incluido en Japón… Muchísimas personas perdieron la vida. Pero lo trágico es que en muchos casos podrían haber salvado sus vidas, atendiendo a las advertencias de las fuerzas de seguridad y siguiendo sus indicaciones.
Sin embargo, prefirieron quedarse en sus casas sin saber que pronto éstas se llenarían de un torrente de lava caliente, o que en unos minutos se arrojaría una ola gigante sobre ellos o que el fuego les cerraría toda la vía de escape. También partes del Sur de Alemania estuvieron bajo el agua a principios de este año. Una nota de prensa describe cómo algunos automovilistas, simplemente sacaron las barreras con las que se había cerrado la carretera que pasaba por un área de deslizamientos. El portavoz de las fuerzas de seguridad comentó: “Obviamente, los conductores no son conscientes de que se exponen a grandes peligros…”
Además de las catástrofes naturales que amenazan nuestra vida física, nosotros, cristianos, corremos también peligro cuando nos metemos en zonas donde es atacada nuestra vida espiritual. Al respecto, la Biblia enciende numerosas luces de advertencia para nosotros, pero la cuestión es: ¿las tenemos en cuenta? Un ejemplo impresionante es el relato del juicio sobre Sodoma. Dios quiso salvar a toda la familia de Lot y dijo: “Escapa por tu vida; no mires atrás ni pares en toda esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas” (Génesis 19:17). Sin embargo, “la mujer de Lot miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de sal” (verso 26).
Dios quiere alejarnos a nosotros de ciertas zonas de peligro y de caminos equivocados. Por eso, Él habla a nuestra conciencia a través de diversas circunstancias, por Su Palabra y por la suave voz del Espíritu Santo. Pero, ¿le prestamos atención? Números 22, a partir del versículo 22, describe cómo Dios intentó hacer desistir a Balaam de su camino equivocado por medio de un ángel. Tuvo finalmente, que usar medios muy inusuales para abrir los ojos a Balaam.
Vivimos hoy en una época en la cual las artes engañosas del adversario están muy desarrolladas. El mismo Señor Jesús comparó el tiempo final con la época de Noé. Dice, de los contemporáneos de Noé, que no se daban cuenta de nada, “hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos”.
Y Jesús siguió: “Así será también la venida del Hijo del Hombre… Velad, pues” (Mateo 24:39-42). Pablo les escribió más tarde a los corintios: “Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” (I Corintios 10:11-12).

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