lunes, 29 de junio de 2015

Por un cambio radical en nuestra vida

SALMO 50:14-15 ”Sacrifica a DIOS alabanza, y paga tus votos al Altísimo; e invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás.” (Reina Valera)
¡Sea la gratitud tu ofrenda a DIOS; cumple al Altísimo tus promesas!  Llámame cuando estés angustiado; yo te libraré, y tú me honrarás.” (DIOS Habla Hoy)

La Biblia nos enseña que DIOS reina en una atmósfera de alabanza y adoración. Él vive rodeado de ángeles que día y noche le presentan alabanza continua.
También DIOS hace su habitáculo permanente aquí en la tierra, en medio de las alabanzas que su pueblo le ofrece. Así como en el cielo existe alabanza, también la hay aquí en la tierra.
Ahora bien, los únicos cualificados espiritualmente para alabar y adorar al DIOS vivo y verdadero, son los que le han entregado su vida a Cristo y lo han reconocido como el Salvador y Señor de sus vidas.
Un nuevo cántico de victoria existe en el creyente fiel a DIOS. Antes de conocer a Cristo, nuestra alabanza iba dirigida a otras cosas, pero ahora que lo conocemos esta alabanza se ha centrado en Aquél que es digno de recibirla: nuestro DIOS. El cristiano fiel y obediente debe ser un practicante continuo de la alabanza.
Muchos creen que solo la iglesia es el lugar donde se debe cantar y alabar a DIOS. Pero la Biblia nos enseña, con el pasaje anterior, que diariamente debemos hacer el sacrificio de alabanza al Señor, alabarlo en cualquier circunstancia, cuando todo nos sale mal y cuando todo nos sale bien.
El motivo de mi alabanza no está centrado en mi persona o en lo que a mí me ha pasado, sino en el Señor, que vive siempre reinando con poder. La alabanza es "dinamita" espiritual, que pulveriza las fuerzas del mal que quieren frenar la llegada de las bendiciones de DIOS a nuestras vidas.
En este tiempo difícil que tú estás atravesando, en vez de quejarte o decir palabras negativas, dirige toda tu fuerza en abrir tu boca para alabar a DIOS por Su gran amor y poder.
Él es el único que puede sacarte del pozo de la desesperación en el que puedes estar viviendo. Consagra en este día, tu boca, tu lengua y palabras al Señor, y empieza a alabarlo; y toda la atmósfera de tu vida se verá renovada por la hermosa presencia del Espíritu Santo.
Señor, cambia mi lamento y llanto en alabanza en este día, ¡oh DIOS!, para darte alabanza que exalte tu glorioso Nombre. Gracias por las muestras de tu amor. Por Cristo Jesús, amén.

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