jueves, 11 de junio de 2015

El poder del hombre que ora

El poder de un esposo que ora no es un medio para tomar control sobre la esposa. Bueno, sabemos que en realidad eso nunca sucede. Y no sucede porque Dios no desea que controlemos a otras personas. Desea que lo dejemos a Él controlarnos a nosotros. Porque cuando nos humillamos ante Dios y le permitimos controlarnos, Él puede obrar a través de nosotros. Dios desea obrar a través de ti como instrumento de su poder, mientras intercedes por tu esposa.
El poder que radica en tu oración es de Dios. Cuando oras por tu esposa, estás invitando a Dios a ejercer su poder en la vida de ella. Tus oraciones hacen posible que ella escuche mejor la voz de Dios y responda a su dirección. Sin embargo, Dios nunca irá por encima de la firme voluntad de un individuo. Si una persona se propone vivir fuera de la voluntad de Dios, Él se lo permitirá. Así que, aunque tus oraciones tienen el potencial de ser poderosas en la vida de tu esposa, existe una limitación en cuanto a lo que puedan lograr si la voluntad de ella, o tu voluntad, se oponen a la voluntad de Dios (1 Juan 5:14).
Dios desea que oremos por todas las cosas, pero desea que oremos de acuerdo con su voluntad. Por eso es tan importante que le pidamos a Dios que nos revele su voluntad, y que nos ayude a orar de acuerdo con la misma. Una vez que comprendamos cómo Dios quiere que oremos, será mucho más fácil orar con fervor y persistencia. De la misma forma que no podemos forzar a nuestros cónyuges a hacer lo que queremos, tampoco lo podemos forzar a Dios. Lo que se cumplirá será su voluntad, y no la nuestra.
Tu autoridad espiritual respecto a tu esposa y familia no tiene oposición. Y debido a que la misma procede de Dios, se debe usar de acuerdo al propósito de Dios. Lo que debe motivar a nuestra autoridad es su amor y debe servir para Su gloria. Toda la autoridad espiritual que Dios nos otorgó, tiene como fundamento una humildad que desea servirle a Él en vez de controlar a los demás. Dios desea que lo sirvas ejerciendo tu autoridad sobre el enemigo. Se nos otorgó la autoridad sobre toda fuerza del enemigo (Lucas 10:19) y podemos destruir todos sus planes, favoreciendo a nuestra esposa. Y si ves que el enemigo se acerca con cautela a tu matrimonio, ponte en pie y audazmente, declara:
  • No permitiré que ningún plan del enemigo prevalezca en contra de nuestro matrimonio.
  • No permitiré que el enemigo nos divida.
  • No permaneceré tranquilo viendo cómo las mentiras del enemigo engañan a mi esposa.
  • No permitiré que el enemigo ataque de ninguna manera a mi esposa.
  • No permitiré que la falta de comunicación reine en nuestro matrimonio.
  • No permitiré que los errores de nuestro pasado, incluso los de ayer, controlen nuestro futuro.
Entonces ora, ora, y ora. Porque cuando oras, ningún arma forjada en contra de ella prosperará (Isaías 54:17). No dejes tu matrimonio a la Suerte.
Dios también te otorgó benevolencia, sencillamente porque tienes una esposa (Proverbios 18:22). De hecho, existen ciertas bendiciones que Dios tiene para ti solo por estar casado. Esto es así porque Dios declaró que ante Él, ustedes dos serán uno (Mateo 19:4-6). Esto significa que cualquier cosa que le suceda a uno de ustedes le afectará al otro. Si ella es feliz, tú eres feliz. Si tú eres bendecido, ella será bendecida. Por supuesto, lo contrario también es cierto. Si ella no está contenta, tú tampoco lo estarás. Sus problemas son tus problemas, así como los tuyos son los de ella; por eso tus oraciones por ella son tan cruciales. Porque afectarán a ambos. Dejas a merced de la suerte todo aquello por lo cual no ores en tu vida, y cuando se trata de tu matrimonio, esto no es nada bueno.
En el matrimonio, el problema con dejar las cosas a merced de la suerte es que hay probabilidades de que vengan tiempos difíciles. Hay probabilidades de que haya desacuerdos. Hay probabilidades de que habrá malentendidos y heridas. Hay probabilidades de que haya egoísmo e insensibilidad. Y es así, porque después de todo, somos seres humanos. Si dejamos que el resultado de las cosas esté a merced de la suerte, nos enfrentaremos a grandes problemas en el futuro. Sin embargo, la oración puede cambiar cada una de estas cosas.
Si las ocupaciones, el exceso de trabajo, la falta de perdón, las disensiones, la crianza de los hijos, sus carreras, intereses opuestos, el aburrimiento o la falta de comunicación se han inmiscuido entre tú y tu esposa, Dios puede obrar a través de tus oraciones para derribar la pared que os separa, derretir la coraza que pusiste como autoprotección y moldearlos juntos, en unidad. La oración te dará una visión llena de esperanza sobre cómo Dios puede redimir, restaurar y corregir todas las cosas. Orar a favor de tu esposa no solo ablandará su corazón, sino que también ablandará el tuyo.
Nunca tendrás que caer en un estado de mortandad marital. No hay razón para que la miseria o el divorcio tengan que volver a ser tus únicas dos opciones. No importa lo que haya sucedido entre vosotros, porque Dios puede arreglarlo. Él es el Dios de toda salud y plena restauración. Él está de tu lado. Él te otorgó el poder y la autoridad. Úsalos bien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario