sábado, 2 de mayo de 2015

Yo experimenté en carne propia el dolor, supe lo que ellos sufrían y tuve compasión de ellos

En aquel entonces, ¡cómo nos ingeniábamos para atrapar a los animales del bosque!
Señuelos, silbatos, trampas, rejas, canastas tejidas colocadas en las caídas de agua para atrapar los peces....
Éramos chicos felices en medio de una naturaleza fértil y con riquezas naturales por todo el bosque.
Una de mis actividades favoritas era la de colocar trampas en el bosque.
Con cuidado, acechaba en los caminos de los conejos, las liebres, los roedores o los zorros y, una vez convencido de sus condiciones apropiadas, de su hábitat, montaba y escondía las trampas en el camino.
Al día siguiente, tomaba mi bicicleta, y me internaba por los senderos del bosque a revisar mi trabajo.
Pero un día, ¡qué fastidio!, la cadena de mi bicicleta se salió de sus engranajes; la coloqué y luego volvió a salirse.
Molesto, volví a montarla en la punta del engranaje y dí una vuelta con fuerza, al pedal para que se instalara completamente, pero, sea por mis prisas, por mi ira, o porque Dios quería darme una lección, mis dedos no alcanzaron a salir y ahí quedé atrapado, con los dientes del engranaje enterrados en mis falanges.
Mi bici era de freno en el pedal, si no pedaleaba no andaba, así que no podía darle al revés, para atrás. Estaba solo, y mi única esperanza era dar una vuelta completa al giro para liberar mis dedos en la otra punta. Así lo hice, pero algunos pedazos de carne quedaron entre los engranajes y la cadena. Mis huesos quedaron a la vista y, entonces pensé en los animalitos que yo cazaba con tanta alegría. 
Nunca más coloqué una trampa. Yo experimenté en carne propia el dolor, supe lo que ellos sufrían y tuve compasión de ellos.
¿Entiendes, por su simbolismo, querido amigo, por qué nuestro Dios es diferente a todos los dioses? Porque Él fue tentado en todo según nuestra semejanza, y por eso nos entiende, nos ama, y nos ayuda en nuestros dolores.
Habla con Él en una oración sencilla y verás que has encontrado un amigo que te entiende.
Porque no tenemos un sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza. Hebreos 4:15.

No hay comentarios:

Publicar un comentario