domingo, 10 de mayo de 2015

En toda generación


Porque el Señor 
es bueno; (…) 
su verdad por 
todas las generaciones (Salmo 100.5).
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Puede sorprender que los hijos no sigan el ejemplo de sus padres en cuanto a la fe en Dios. Igualmente inesperado es que una persona que proviene de una familia donde la fe no existe se entregue a Cristo. Aunque en todas las generaciones, cada ser humano debe elegir.

Samuel fue un gran hombre de Dios que designó como líderes de Israel a sus dos hijos, Joel y Abías (1 Samuel 8:1-2). Sin embargo, a diferencia de su padre, ambos eran corruptos y se volvieron avaros, dejándose sobornar y pervirtiendo el derecho (v. 3). No obstante, años después, vemos que Hemán, el hijo de Joel, fue designado músico en la casa del Señor (1 Crónicas 6:31-33). Este nieto de Samuel, junto con Asaf, su mano derecha y autor de numerosos salmos, sirvió al Señor entonando cánticos de gozo (15:16-17).

Aunque una persona parezca indiferente a la fe tan preciosa de sus padres, Dios sigue obrando. Con el tiempo, las cosas pueden cambiar, y las semillas de la fe pueden brotar en la vida de las generaciones futuras.

Cualquiera que sea la situación familiar, sabemos que el Señor es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las generaciones.
Señor, ayúdame a recordar que Tú eres quien hace crecer la semilla de la fe. El final de la historia aún no se ha escrito. Obra en nuestros seres queridos. 

Eso sí, la fidelidad de Dios se extiende a todas las generaciones.


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