martes, 5 de mayo de 2015

A una madre

Reflexiones de un Cristiano ImperfectoA una madre, sobre todo se le tiene gratitud por haber permitido que Dios la usara para darnos la vida.
A una madre solo se le puede tocar sus manos con respeto y veneración, porque nos cambiaron los pañales, nos dieron de comer, fueron el pañuelo de nuestras lágrimas.
A una madre solo se le puede mirar con la vista en el cielo, pues por sus ojos nosotros hoy podemos ver la vida.
A una madre solo se le pueden dar besos tiernos, suaves, dulces, lentos, para mostrarle y demostrarle que por el cariño recibido de ella, hoy podemos amar a nuestros familiares.
Reflexiones de un Cristiano ImperfectoA una madre se le debe tener siempre una silla preparada, ya que un día Dios la usó para mecernos en sus brazos y hacernos sentir seguros.
A una madre se le debe tener siempre una cama lista en nuestra casa, para que pueda descansar después de tanto trabajo en su vida para que llegásemos a ser lo que somos.

Para una madre se debe guardar silencio cuando duerme ya que ella pasó muchas noches en vela, cuando nosotros éramos niños.
A una madre siempre hay que tenerle un plato de comida listo y a su gusto, ya que ella muchas veces dijo que no a lo que le gustaba para que nosotros lo comiésemos.
A una madre hay que estar siempre dispuestos a ayudarle a subir una escalera, cruzar una calle o llevarla donde quiera o precise, ya que ella caminó a nuestro ritmo para que hoy podamos caminar solos.
Reflexiones de un Cristiano Imperfecto
Reflexiones de un Cristiano ImperfectoA una madre hay que escucharla siempre aunque repita cientos de veces lo mismo, pues ella no solo nos enseñó a hablar sino que siempre puso cara de sorpresa aunque le repetíamos siempre lo mismo.
A una madre hay que perdonarle si algo hizo que nos incomodó pues nadie es perfecto y perdonar es un don del cielo.
A una madre hay que expresarle con nuestras palabras, cuánto le queremos, cuánto le amamos porque, al fin y al cabo, ese es el mejor regalo que le podemos hacer.
A una madre hay que dedicarle palabras cada día, preocuparnos por ella, pues la vida es tan breve que el día menos pensado nos quedamos sin ella.
A una madre que está viva le debemos cariño, a una madre que ya voló a la eternidad le debemos gratitud; pero sobre todo, a Dios hemos de agradecerle que tuvo la imaginación de crear a las madres.
Reflexiones de un Cristiano Imperfecto

Dando gracias a Dios por el amor de mi madre....


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