jueves, 9 de abril de 2015

Vino para darnos Vida

“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; pero nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.”
Isaías 53:4
Lo predicamos, lo recordamos, lo escribimos…¿Pero de verdad somos conscientes de lo que Él hizo?
Imaginemos a Dios y su Hijo sentados en su trono, mirando cómo la perversidad, maldad y el dolor arrasaban con la humanidad. Viendo cómo todas las formas del mal se enseñoreaban de las almas: padres sacrificando en el fuego a sus hijos para dioses ajenos, hombres fornicando con sus madres, hombres abusando sexualmente de otros hombres, niños que perdían el brillo de sus ojos desde muy temprana edad, su pueblo consultando a las tinieblas por dirección, actos abominables de canibalismo en la humanidad y muchas perversidades más.
También viendo cómo el ciego andaba a tientas en las tinieblas, cómo el cojo se arrastraba por la vida, cómo el leproso era carcomido por su dolor en el alma al ser la vergüenza del mundo, cómo el enfermo de cáncer sufre dolor al aferrarse a esta vida, cómo el maníaco depresivo pelea por salvarse de su infierno, y cómo un niño con enfermedad terminal no comprende por qué no puede vivir más.
Les imagino entristecidos porque el hombre convirtió lo que estaba destinado para el matrimonio en fornicación y lujuria, convirtiendo el señorío que le fue otorgado en una búsqueda insaciable de dominio y poder, convirtiendo un recipiente de gloria en telaraña de perversidades…..perdiendo ese soplo divino; empeñándolo por placer.
Fue entonces cuando Él lo decidió, ¡Quiero Salvarlos Padre!, dijo Jesús. La hora temida del Padre llegó; solo había una manera de salvarlos, y con dolor indescriptible en su corazón, Dios envió a su más preciado tesoro a la batalla. Diciéndole ¡devuélveles la vida!
“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)”
Efesios 2: 4-5
Estás invitado hermano, a ser más consciente del sacrificio que Él hizo no solo por ti, sino además, por salvar a todo el que creyese en su nombre. A que valores realmente, el preciso regalo que has recibido en la salvación….y a que no sean solo palabras en una oración de fe, sino tu estilo de vida.
Ya no hay nada que temer y millones de razones por las que vivir. Él lo hizo todo en la cruz por ti, por mí y para todo el que crea en su nombre.

Estás invitado hermano, a que día a día compartas con aquel que aún está sufriendo, que Jesús Hijo de Dios, ha dejado su trono en el cielo para a salvarle a él.

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