Dicen que el rencor es un veneno que uno se toma y espera que le haga efecto a otra persona.
¡Cuántas veces actuamos ilógicamente, pensando que esto le afectará a alguien sin que nos afecte a nosotros!
Hay dos sentimientos que nos corroen como polillas en un armario cerrado, y son el rencor y la envidia. Le puedes preguntar a cualquier persona que tenga envidia de otro constantemente, o una persona que no logra perdonar ni olvidar y guarda rencor.
La constante comparación de tu persona o de tu situación con otros, hace que dejes de valorar muchas cosas en tu vida, y el rencor constante hace que ya no les prestes una amigable atención.
La constante comparación de tu persona o de tu situación con otros, hace que dejes de valorar muchas cosas en tu vida, y el rencor constante hace que ya no les prestes una amigable atención.
En los proverbios se dice: ”El corazón tranquilo da vida al cuerpo pero la envidia corroe los huesos”
Si te preguntas por qué las aguas de tu corazón se encuentran tan alteradas que no puedes hallar paz, hoy puede ser un buen día para que hables con Dios, y le digas que te ayude a dejar la envidia atrás y a valorar lo que tienes. Pídele también, que trabaje en el rencor que te persigue, y déjalo todo en sus manos. Es el mejor regalo que te puedes dar a ti mismo.
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