sábado, 25 de abril de 2015

Me cuesta perdonar

Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al palacio. Reunieron a toda la compañía de soldados alrededor de él. Le quitaron la ropa y le pusieron un manto de color morado.  Hicieron una corona hecha de espinas, se la colocaron en la cabeza y le pusieron una caña en la mano derecha. Se arrodillaron ante él y se burlaban, diciendo: ¡Viva el rey de los judíos! Luego le escupieron, tomaron la caña y le pegaron en la cabeza. Cuando acabaron de burlarse de él, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo sacaron para crucificarlo. Mateo  27:27- 31 (PDT)
Esta es una de las escenas más tristes y dolorosas que vivió nuestro Señor Jesucristo, porque no solo fue herido físicamente sino también emocionalmente. Al leer estos versículos podemos ver que fue acusado, se burlaron de Él, fue insultado, golpeado, herido y humillado injustamente. ¿Cómo crees que se sentía Jesús en ese momento?, ¿cómo te sentirías tú?  Seguro que muy afligido y dolorido. Pero aunque no lo creas, la reacción de Jesús frente a esa situación tan dolorosa y humillante fue: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.” Lucas 23:34
Es complicado hablar de amor cuando alguien nos ha hecho mucho daño, física o emocionalmente. Es más, es difícil decir que amas y perdonas a alguien que ha dejado marcas profundas de dolor en tu vida. Lo normal es que dejes de amar a esa persona, que dejes de hablarle; desconfías, tienes miedo, pierdes toda clase de esperanza en él, actúas con poca paciencia, y poco a poco entra en acción el resentimiento, la amargura, el enojo, el odio y por último, la venganza. Todo ello viene del diablo.
Pero por un momento, piensa en los golpes, ofensas, y humillaciones que Jesús sufrió. Luego piensa en las cosas parecidas que te hicieron a ti. Ahora medita en la palabra que Jesús dijo a favor de aquellos que lo humillaron. “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.”
A pesar de todo lo que sufrió, Jesús tuvo misericordia y extendió su amor a todos los que le hicieron daño. Y antes de morir y resucitar al tercer día, Él los perdonó.
Jamás disfrutarás de libertad y paz en tu corazón si no perdonas a los que te han hecho daño, si no les haces libres del dolor que te causaron. Porque donde está el Señor, ahí hay libertad. La clave está en guardar y obedecer su palabra. “Bendecid a los que os persiguen; bendecid y no maldigáis…No paguéis a nadie mal por mal, procurad lo bueno delante de todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.” Romanos 12:14-19.
Si obedeces la palabra de Dios, comenzarás a experimentar una paz hermosa en tu corazón.
“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.” Mateo 5:7

No hay comentarios:

Publicar un comentario