miércoles, 29 de abril de 2015

¿Qué es la Transustanciación?

La Transustanciación es una doctrina de la Iglesia Católica Romana. El Catecismo de la Iglesia Católica dice de esta doctrina:
“El Concilio de Trento resume la fe católica declarando: “Puesto que Cristo nuestro Redentor, dijo que era verdaderamente su carne y su sangre la que se ofrecía bajo las especies del pan y el vino, ésta siempre ha sido la convicción de la Iglesia de Dios, y este santo Concilio lo declara nuevamente ahora, que por la consagración del pan y el vino, se efectúa un cambio de toda la sustancia del pan en la sustancia del cuerpo de Cristo nuestro Señor y toda la sustancia del vino en la sustancia de su sangre. A este cambio, la santa Iglesia Católica le ha llamado justa y apropiadamente la transustanciación.”

En otras palabras, la Iglesia Católica Romana enseña que una vez que un sacerdote ordenado, bendice el pan en la Cena del Señor, éste se transforma en la misma carne de Cristo (aunque retiene su apariencia, olor y sabor de pan); y cuando él bendice el vino, éste es transformado en la misma sangre de Cristo (aunque retiene la apariencia, olor y sabor del vino). ¿Es bíblico este concepto? ¿Hay algunas Escrituras que si se interpretan ESTRICTAMENTE EN SU FORMA LITERAL, indicarían que la presencia de Cristo “está realmente” en el pan y el vino? Como ejemplo ponen a Juan 6:32-58Mateo 26:26Lucas 22:17-23; y 1 Corintios 11:24-25. El pasaje que se señala más frecuentemente es Juan 6:32-58, especialmente los versos 53-57, “Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.”


Los Católicos Romanos interpretan este pasaje literalmente, y aplican este mensaje a la Cena del Señor, a la cual ellos llaman “Eucaristía” o “Misa”. Aquellos que rechazan la idea de la transustanciación interpretan la idea de las palabras de Jesús en Juan 6:53-57 como figurativa o simbólicamente. ¿Cómo podemos saber cuál es la interpretación correcta? Pero, a Dios gracias, Jesús hizo particular y claramente obvio lo que quiso decir. En Juan 6:63 declara, “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.” Jesús establece específicamente que Sus palabras son “espíritu”. Jesús estaba usando conceptos físicos como el comer y el beber, para enseñar una verdad espiritual. De la misma manera que el consumir físicamente comida y bebida mantiene nuestros cuerpos físicos, así mismo nuestras vidas espirituales son salvadas y reconstruidas al recibir a Jesucristo por gracia a través de la fe. El comer la carne de Jesús y beber Su sangre son los símbolos de haberle recibido total y completamente en nuestras vidas.


Las Escrituras declaran que la Cena del Señor es un memorial del cuerpo y la sangre de Cristo (Lucas 22:191 Corintios 11:24-25), y no la consunción misma de Su sangre y cuerpo físico. Cuando Jesús estaba hablando, según Juan, capítulo 6, aún no había tenido lugar la Última Cena con Sus discípulos, en la que Él instituyó la Cena del Señor. Está pues injustificado, interpretar La Cena del Señor como la Comunión Cristiana, según refleja
 el capítulo 6 de Juan.
La razón principal por la que la transustanciación debe ser rechazada, es porque es vista, por la Iglesia Católica Romana, como un “re-sacrificio” de Jesucristo por nuestros pecados, o como una “re-ofrenda / re-presentación” de Su sacrificio. Esto está directamente en contradicción a lo que dice la Escritura; ésta dice que Jesús murió “una sola vez” y no necesita ser sacrificado nuevamente (Hebreos 10:101 Pedro 3:18). Hebreos 7:27 declara, “que no tiene necesidad cada día como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo (Jesús) UNA VEZ para siempre, ofreciéndose a Sí mismo.”


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