Vivimos en un mundo que parece estar al borde del abismo, todos con las armas listas para disparar. Las redes sociales se han convertido en un campo de batalla donde las personas se dicen y contradicen sin misericordia. Un bando de opinión contra otro, una línea de pensamiento contra otra, y sin querer olvidamos que Dios no nos ha llamado a pelear sino a pescar, a pescar hombres. Jesús les dijo a Pedro y Andrés “Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres.” Pero es muy difícil pescar si, al mismo tiempo, tienes armas en las manos, ¿cómo sostienes la caña o la red? Es casi imposible.
Lo que sí es posible es usar la palabra de Dios para penetrar hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, de una persona que se niega a escuchar otro argumento que no sea el suyo. Alguien que ha levantado fortalezas contrarias incluso para su propio bien. Sin embargo, mostrar una actitud entregada y amorosa puede abrirte más puertas que cerrártelas. Cuando los demás notan que lo que dices es por su bien y que se lo dices con esa intención, estarán dispuestos a bajar la guardia y valorar tu propuesta.
Por las malas no se consigue mucho. Pero el amor cubre una multitud de errores. Y amor se puede escribir con "D" (don), en forma figurada. Antes de que dudes de la veracidad de esta palabra, piensa que Dios nos dio el primer ejemplo de la definición de lo que es amor, “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su hijo unigénito para que todo aquel que en él cree no se pierda más tenga vida eterna” (Juan 3:16). Dios dio a su hijo por amor a la humanidad. Una humanidad que en su mayoría lo despreció. Aún así los amó, y aún nos ama.Lo que sí es posible es usar la palabra de Dios para penetrar hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, de una persona que se niega a escuchar otro argumento que no sea el suyo. Alguien que ha levantado fortalezas contrarias incluso para su propio bien. Sin embargo, mostrar una actitud entregada y amorosa puede abrirte más puertas que cerrártelas. Cuando los demás notan que lo que dices es por su bien y que se lo dices con esa intención, estarán dispuestos a bajar la guardia y valorar tu propuesta.
El mundo continuará su camino, pero tú podrás hacer un cambio en él si recuerdas que el arma más poderosa que transmite potencia es el amor. Resentirte, pelear, menospreciar y contestar golpe por golpe, nunca reflejarán al Dios amoroso que se dio por nosotros. Sin embargo, cuando amamos a los demás, hasta esas cosas que nos molestan en ellos las podemos ver con lentes de misericordia.
¿Estás dispuesto a dejar de pelear y empezar a pescar?
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