No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree… Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. Romanos 1:16-17
En el año 1512 Martín Lutero halló la paz con Dios. La luz brotó en su corazón cuando intentaba comprender el sentido de la justicia de Dios. Estos tres textos llamaron su atención:
–“En el Evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe” (Romanos 1:17).
–“En ti, oh Señor, he confiado; no sea yo confundido jamás; líbrame en tu justicia” (Salmo 31:1).
–“Oh Señor, oye mi oración… respóndeme por tu verdad, por tu justicia” (Salmo 143:1).
–“En ti, oh Señor, he confiado; no sea yo confundido jamás; líbrame en tu justicia” (Salmo 31:1).
–“Oh Señor, oye mi oración… respóndeme por tu verdad, por tu justicia” (Salmo 143:1).
Su testimonio fue: "¡Al fin Dios tuvo compasión de mí! Mientras meditaba día y noche y desmenuzaba el significado de estas palabras: la justicia de Dios se revela por fe y para fe, empecé a comprender que la justicia de Dios significa la justicia que Dios tiene y da, y por la que vive el justo si tiene fe. El Evangelio nos revela la justicia por la que Dios, en su misericordia, nos justifica mediante la fe, como está escrito: “El justo por la fe vivirá”… De repente sentí que renacía, era como si entrase por unas puertas abiertas de par en par en el mismo paraíso. Desde ese momento, todas las Escrituras tomaron un nuevo aspecto ante mis ojos. Recorrí los textos como si mi mente los representara, y me fijé en otras expresiones que mostraban la obra que Dios hace en nosotros. Así como antes tenía miedo de ese término de justicia de Dios, ahora buscaba esa palabra tan dulce".
Sí, la justicia de Dios se revela en el Evangelio. Todos aquellos que creen son hechos justos gratuitamente por la gracia de Dios. Jesús, el único justo, pagó el precio por ello.
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