viernes, 3 de abril de 2015

Creer como niño, creer como soldado

No cabe duda de que la fe es el centro de la cristiandad, porque sin fe es imposible agradar a Dios. Un papá quiso enseñar a su pequeño hijo lo que es la fe. Lo tomó y lo puso sobre una mesa, se situó a una distancia corta, y dijo a su hijo, “vamos, salta”. El niño hizo dos o tres intentos pero no se atrevió. El padre se acercó a él diciendo, “hijo, ¿por qué no saltaste a mis brazos?, ¡jamás te dejaría caer!. El niño quiso intentarlo de nuevo, hasta que se lanzó a los brazos de papá, y así lo hizo, una y otra vez. Al terminar, el padre dijo a su hijo, “a lo que hiciste se le llama fe, tú creíste en mi palabra”.
Creer Como Niño, Creer Como Soldado
creer como niño
Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque también soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes a soldados; digo a éste, ve, y va; y al otro: ven y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Mateo 8: 7-9.
Al final, el niño creyó en las palabras de su padre, y confiadamente, se lanzó a sus brazos. La fe no es otra cosa que creer, pero, ¿creer qué?, creer la Palabra escrita de Dios que está en la Biblia. Todo lo que Él ha dicho, es. Y usted debe creerlo con la misma fe del centurión romano, o con la misma fe del pequeño de la historia. Debe, sin pensarlo dos veces, lanzarse a los brazos de su Padre Celestial, sin dudar. Él lo atrapará con sus brazos, y le dará seguridad. El centurión expresó, “solamente di la palabra”, eso es fe. 
Allí está la respuesta a sus necesidades, a sus problemas, o a sus enfermedades. Así como el hijo confió en su papá, usted también debe confiar en su Padre, no lo dejará caer.

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