Porque cuando miramos atrás tropezamos con lo que tenemos delante, porque no nos percatamos de los peligros que pueden venir, porque no marchamos hacia un destino fijo y permanecemos atrapados en escenas del pasado. Porque hasta que no aprendamos a mirar hacia adelante, no podremos prepararnos para el plan que Dios diseñó para nuestras vidas...
No interesa aquello que viviste en el pasado. Ya que tu futuro es más eficaz que tu pasado, no puedes permitir que las cosas que hiciste, que te hicieron, o que padeciste, sean obstáculos para cumplir el plan que Dios ha trazado para ti. Muchas personas en la actualidad, caminan hacia adelante pero están mirando hacia atrás, y así es imposible que se superen, crezcan y maduren porque su mirada está puesta en su pasado y no en su futuro.
Lucas 17:32 “Acordaos de la mujer de Lot”
Cuando citamos este versículo, a algunos se nos viene la idea de una estatua de sal y otros, que no conocen la historia, dicen: ¿Quién fue la mujer de Lot? Esta mujer, aunque había recibido la orden de no mirar hacia atrás, miró, a causa de la vida que había llevado en esas ciudades llamadas Sodoma y Gomorra, y que no quería obviar. Puede que fueran muchas las cosas que viviste antes de venir al Camino de la Verdad; traiciones, robo, adulterio, fornicación, pornografía, mal carácter, depresiones, en fin, un sin número de experiencias que te traumatizaron de tal forma que pensaste que la vida era injusta, que estabas marcado para vivir derrotado, en escaseces, en pobreza, limitado.
Pero ya es tiempo de que dejes de estar mirando hacia atrás, porque cuando tienes tu mirada puesta en lo que fuiste estás arrojando al suelo lo que Dios quiere que seas. Tu pasado no determina tu futuro, tu futuro ha sido diseñado por Dios, pero hacia donde estés mirando, ahora en el presente, marca tu camino a seguir. Si le diste la espalda a personas que se llamaban “amigos” pero que realmente te llevaban a descarriarte y salir del propósito de Dios, no mires atrás.
Pero ya es tiempo de que dejes de estar mirando hacia atrás, porque cuando tienes tu mirada puesta en lo que fuiste estás arrojando al suelo lo que Dios quiere que seas. Tu pasado no determina tu futuro, tu futuro ha sido diseñado por Dios, pero hacia donde estés mirando, ahora en el presente, marca tu camino a seguir. Si le diste la espalda a personas que se llamaban “amigos” pero que realmente te llevaban a descarriarte y salir del propósito de Dios, no mires atrás.
Si te liberaste del yugo de aquella relación con aquel hombre o mujer que te llevaba a adulterar o fornicar, no mires atrás, porque cada vez que contemplas ese pasado le estás dando lugar, tiempo y espacio de manera que te nubla tu futuro, te trae confusión y te roba las fuerzas de seguir hacia tu Destino.
NO MIRAR ATRÁS, es no pensar en el pasado, no hablar del pasado, abandonarlo. Tu mente debe estar llena y abastecida de lo que Dios ha dicho que eres y hacia donde debes ir, pues de otra forma, si estás carente de una visión clara del mañana, tendrá más poder el ayer.
Posiblemente dirás: es que fue muy doloroso lo que me hicieron, abusaron de mí, me traicionaron, ese hombre que al principio era tan bueno me dejó sola, mi mujer me abandonó...; puede ser verdad que haya sido muy doloroso lo que viviste pero, entre más estés encerrado en lo que te pasó menos podrás contemplar lo que pasará de la mano de Dios en el tiempo venidero; la diferencia fue que en el pasado viviste, experimentaste y atravesaste cosas porque lo hiciste a tu manera, con tus propias fuerzas y de la forma que tu creías era lo correcto; pero ahora vas de la mano del Dios Todopoderoso el cual te libra del fracaso y del error; NO HAY DE QUÉ TEMER, NO MIRES ATRÁS.
Si hasta este momento no pasaba un día sin que tu pasado cobrara vida dentro de ti, ora a Dios para que de una vez por todas, dejes de mirar atrás y te proyectes a lo que Dios te tiene por delante.
Si hasta este momento no pasaba un día sin que tu pasado cobrara vida dentro de ti, ora a Dios para que de una vez por todas, dejes de mirar atrás y te proyectes a lo que Dios te tiene por delante.
Padre Nuestro que estás en los Cielos, en este momento me rindo a ti, te pido perdón porque le he dado más espacio a mi pasado que al futuro que Tú tienes para mí; en este momento renuncio a todo lo que veía en mi corazón, como escenas del pasado que me causaron dolor, amargura, heridas, tristezas y toda clase de mal. Rindo a ti mi vida y de aquí en adelante, me propongo con la fortaleza de tu Espíritu de Dios, ocupar mi mente en lo que Tú tienes preparado para mí, en el Nombre Poderoso de Jesús, Amén.
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