Tomando como base lo anterior, el bautismo infantil no es una práctica bíblica. Un infante no puede poner su fe en Cristo. Un infante no puede tomar la decisión consciente de obedecer a Cristo. No puede entender lo que simboliza el bautismo en agua. De hecho, la Biblia no registra a ningún infante siendo bautizado. El bautismo infantil fue formalizado, en su método bautismal, rociando o vertiendo agua, porque era imprudente y peligroso sumergir totalmente a un infante en agua. Pero el método del bautismo infantil está en discordancia con la Biblia. ¿Cómo puede ilustrar la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo el acto de rociar o verter un poco de agua?
Muchos cristianos que practican el bautismo infantil, lo hacen creyendo que éste es el equivalente a la circuncisión en el Nuevo Pacto. Desde este punto de vista, así como la circuncisión unía a un hebreo a los dos pactos, Abrahámico y Mosaico, así el bautismo une a una persona al Nuevo Pacto de la salvación a través de Jesucristo. Pero este razonamiento es anti-bíblico. El Nuevo Testamento en ninguna parte vincula el bautismo con la circuncisión. Asimismo, en ninguna parte del Nuevo Testamento se describe el bautismo como un signo del Nuevo Pacto. Es la fe en Jesucristo lo que permite que una persona se una a las bendiciones del Nuevo Pacto (1 Corintios 11:25; 2 Corintios 3:6; Hebreos 9:15).
El bautismo no salva a una persona. No importa si fuiste bautizado por inmersión, si vertieron agua o te rociaron con ella, que si tú no confías primeramente en Cristo para salvación, el bautismo (sin importar el método) es inútil y sin significado alguno. El bautismo en agua por inmersión, es un paso de obediencia que debe ser hecho después de la salvación, significando una confesión pública de la fe en Jesucristo y la identificación con Él. El bautismo infantil no tiene cabida en la definición bíblica del bautismo o en el método bíblico del mismo. Si los padres cristianos desean ofrecer su hijo a Cristo, lo apropiado es “un servicio de dedicación del bebé”. Sin embargo, aunque los infantes sean dedicados al Señor, cuando crezcan deberán hacer una decisión personal de creer en Jesucristo para que puedan ser salvos.
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