viernes, 6 de marzo de 2015

No tengo fuerzas

La mayor excusa que inventamos cuando queremos dejar de complicarnos la vida con batallas que no sabemos cuando acabarán, es decir que ya no tenemos fuerzas. Es cierto que causa nervios, debilita y es inclusive doloroso, mantenerse firme mientras todo a nuestro alrededor está cayendo en pedazos, pero si algo hay de verdad también, es que en esas situaciones de la vida es cuando nos damos cuenta de qué estamos hechos, y lo capaces que somos de lograr lo que nos proponemos.
Así como un músculo no se desarrolla si no trabajamos con él, no conocemos nuestra capacidad de fuerza hasta que somos probados. No podemos darnos cuenta de cuánto hemos madurado si no se nos presenta una situación difícil, porque es ahí cuando tendremos que reaccionar y poner en práctica lo que hemos aprendido.
La vida no es fácil, y quien diga que su vida es perfecta, seguramente se está engañando a sí mismo, sin embargo, Dios nos asegura que en TODO TIEMPO Y LUGAR está con nosotros, que si nos falta sabiduría nos la dará, que si estamos necesitados suplirá, si hay enfermedad Él tiene nuestra sanidad, que si hemos sido heridos Él curará nuestro corazón, y que le dará fuerzas al cansado.
¿Sientes que no tienes fuerzas? Pues es el mejor momento para que te motives pensando si abandonarías todo el camino que ya has recorrido, y que te ha llevado tanto tiempo y sacrificio, por un momento en el que sientes debilidad; porque sentir que estás luchando y aún no has llegado a tu destino no es sinónimo de haber perdido el tiempo; perder el tiempo sería rendirte ahora, cuando casi estás llegando a la meta.
Hoy, aunque no tengas fuerzas, debes seguir, no puedes rendirte ya que no hay motivos más grandes que tu fe, y no hay poder que supere el Poder de Dios actuando en ti. Podrá haber momentos de debilidad  Pero los que confían en Dios siempre tendrán nuevas fuerzas. Podrán volar como las águilas, podrán caminar sin cansarse y correr sin fatigarse”  Isaías 40:31 (Traducción en Lenguaje Actual)

Rendirse solo por falta de fuerzas no es una razón válida. Los hijos de Dios no tenemos razones para hacerlo, porque en cada situación que se nos presenta, tenemos la victoria asegurada. Así que, la próxima vez que estés pensando en dejarlo todo porque ya no tienes fuerzas, tendrás que buscar otro pretexto, y no encontrarás una razón más grande que la seguridad y confianza que Dios te da.

No hay comentarios:

Publicar un comentario