Una de las cosas que hace que la alta costura de los modistas de París y Nueva York sea tan cara, es que son modelos exclusivos. La mujer que se compra un modelo exclusivo de Chanel o Ives Saint Laurent, sabe que no va a ver un vestido igual puesto en otra mujer. Sabe que va usar una prenda que está confeccionada cuidadosamente, a veces cosida a mano, y hecha a su medida para que lo calce como un guante.
Ella sabe que su vestido ha sido creado con esmero, con mucho cuidado, y está dispuesta a pagar un alto precio por esa prenda exclusiva. Así debería ser al mirar nuestra propia vida. Dios nos ha creado de manera que no se nos pueda reproducir, que no se nos pueda duplicar. Él selecciona cada aspecto de nuestra personalidad, crea cada habilidad y talento que nos da y pone especial atención en cada una de nuestras características y cualidades.
Hemos sido hechos a mano por Dios en el vientre de nuestra madre. Nos ha formado para que cumplamos un rol específico en su plan soberano para todos los siglos. Lea fue creada, formada y elegida con un propósito específico en el plan de Dios, a pesar de que ella misma no lo sabía. Ella fue un modelo exclusivo. Y también tú lo eres. Dios te creó para que fueses única. Tus huellas digitales son diferentes a las de cualquier otra persona; no solo de cualquier persona que viva hoy en día, sino de cualquier ser humano que haya existido y que existirá.
Lo mismo sucede con tus manos, tus pies, tu voz y tu código genético. Nadie tiene la combinación de rasgos físicos que tú tienes. Nadie más tiene tu juego de genes. Y aunque tuvieras los mismos genes que otra persona, igualmente serías única. Nadie más ha sido colocado por Dios exactamente como tú en tu familia, en tu barrio, con tus amigos y conocidos, en tu ciudad y estado, o siendo miembro de tu iglesia.
Ninguna persona exactamente igual a ti, ha sido colocada sobre la faz de la tierra en este mismo momento histórico. Ninguna otra tiene las mismas experiencias de vida que tú tienes. Ninguna otra tiene tus mismos talentos y tu personalidad, tu fortaleza, tus debilidades, tus capacidades e incapacidades, tu destreza, tu aprendizaje y las relaciones que tú tienes. Dios te ha creado en un cuerpo físico que se adapta específicamente a esta tierra. Te ha creado con una cantidad determinada de cabellos y latidos en tu corazón.
Él sabe cuántos son tus días de vida y los límites de tu potencial. Él te ha diseñado con facetas y posibilidades que ni siquiera imaginas. Dios no te creó estático e inmutable, te hizo con la capacidad de crecer, desarrollarte, cambiar y adaptarte. Solamente Dios no cambia. La gente sí, envejecemos, lo queramos o no. Transpiramos, aunque no queramos. Como parte de tu capacidad de cambiar y crecer, Dios te ha dado el poder de decisión, el poder de elegir y tomar decisiones, y ejercitar tu propia creatividad.
Él te ha dado la habilidad de cambiar lo que piensas acerca de ti misma.
Él te ha dado la habilidad de cambiar lo que piensas acerca de ti misma.
En otras palabras, Dios te ha dado la capacidad de arrepentirte del pecado de tu pasado y andar por el camino de la santidad. Nadie más ha sido creado de la misma manera en que Dios te creó a ti. Jamás persona alguna ha sido exactamente como tú. Y nadie será como tú. Tampoco Dios se repite a Sí mismo.
Por lo tanto, ya que no existe otro ser como tú, debes seguir adelante y ser tú misma, y creer que eso es bueno. ¿Has desarrollado el aprecio a tu propia personalidad? ¿Te gusta la persona que Dios ha diseñado en ti? ¿Esperas que alguien te haga algún cumplido? ¿O puedes mirarte en el espejo y decir: Dios bondadoso, ¡mira esta belleza en el espejo! ¿Alguna vez lo celebraste? ¿Alguna vez alabaste a Dios por la forma en que te ha creado? Si no lo has hecho, ¡hoy es un buen día para empezar!
Por lo tanto, ya que no existe otro ser como tú, debes seguir adelante y ser tú misma, y creer que eso es bueno. ¿Has desarrollado el aprecio a tu propia personalidad? ¿Te gusta la persona que Dios ha diseñado en ti? ¿Esperas que alguien te haga algún cumplido? ¿O puedes mirarte en el espejo y decir: Dios bondadoso, ¡mira esta belleza en el espejo! ¿Alguna vez lo celebraste? ¿Alguna vez alabaste a Dios por la forma en que te ha creado? Si no lo has hecho, ¡hoy es un buen día para empezar!
En el día de hoy, festeja el hecho de ser un modelo exclusivo.
¡No hay nadie como tú!
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