viernes, 6 de marzo de 2015

La mayor necesidad de la esposa es el amor

El apóstol Pablo definió la clave del matrimonio en una sola frase: 
“En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete a su esposo” Efesios 5:33
La clave para tener una esposa feliz: el amor.
“Así mismo el esposo debe amar a su esposa como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa se ama a sí mismo, pues nadie ha odiado jamás a su propio cuerpo; al contrario, lo alimenta y lo cuida, así como Cristo hace con la iglesia” Efesios 5:28-29
¿Cómo se ama usted? Si está cansado duerme, si tiene hambre come, si siente frío se cubre, si necesita ropa la compra… en fin, cualquier hombre siempre cubre las necesidades que su cuerpo le demanda. La Biblia habla de que, de esa misma manera, todo esposo debe amar a su esposa. La mejor manera de agradarla o hacerla feliz es sirviéndola, cuidándola y atendiendo sus necesidades en todo tiempo y lugar. En resumen, el amor de un esposo debe ser un acto de servicio permanente hacia su esposa.
La necesidad primordial de una mujer es sentirse y saberse amada, y esta es una responsabilidad de todo esposo. El amor hacia su esposa debe ser sacrificado; algunos ponen a su esposa en último lugar, por ejemplo: les dan el tiempo que queda después de hacer todo lo que les gusta, el dinero que queda después de satisfacer sus necesidades, caricias y halagos solo cuando quieren sexo, entretenimiento cuando no tienen nada más que hacer… Pero el verdadero amor se muestra cuando se da algo que de verdad cuesta, esta es una forma de sacrificarse por ella.


Practicar el amor 
Puede que muchos esposos sean expertos en cuestión de demostrar amor a su esposa, pero estas son unas buenas sugerencias a la hora de practicarlo:
- Provéale de todo lo que ella necesita y trate de cumplir sus deseos.
- Admírela y consiéntala, hágala sentir importante en su vida.
- Cuéntele todos sus proyectos e inclúyala en ellos cuando sea posible.
- Escuche sus consejos y sugerencias.
- Comuníquese con ella durante el día.
- Dígale “te amo”.
- Dígale lo que pasa en su vida.
- Anímela a emprender proyectos y resalte sus capacidades.
- Enséñele con respeto, cuando se equivoque.
- Controle sus malas reacciones como ira, malhumor o desánimo.
- Sea tierno, abrácela, trátela con delicadeza y palabras afectuosas.
- Sea paciente, y reconozca sus fortalezas y sus debilidades.
- Esté pendiente de sus cambios emocionales y háblele de ellos: Si está triste, alegre, preocupada, emocionada.... y ánimela a expresar todo lo que ella siente.
- Esfuércese por ser más romántico y pasar tiempo juntos.
- Cuídela, haga el trabajo pesado, ayúdela en sus tareas varias y proporciónele pequeños descansos.
- Hágala disfrutar de la intimidad sexual, usted será el más beneficiado.
- Busque la reconciliación.

Si hace todo lo que está en sus manos para que su esposa se sienta feliz, hasta la mujer con el carácter más difícil sucumbirá ante uno que la entiende y le da toda su atención. Persevere y ponga todo su empeño en mejorar la comunicación con su esposa para conocerla cada día más.
Tener un matrimonio de éxito es posible, solamente hay que cumplir con las responsabilidades que Dios nos dio en su Palabra. Dé a su esposa el amor que necesita y espere el respaldo de nuestro Padre Celestial. ¡Hágalo con gozo y podrá experimentar que el más beneficiado será usted!
El amor incondicional debe ser una decisión de todo esposo; para ello necesita un corazón de siervo, y la única manera de lograrlo es buscando e imitando a Jesucristo, siervo por excelencia.
En un hogar reina la fidelidad y la paz, cuando hay una esposa que se siente amada y valorada.
“Esposos, amen a sus esposas y no sean duros con ellas” Colosenses 3:19

Génesis 2:24
Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
Proverbios 18:22
El que halla esposa halla algo bueno y alcanza el favor del SEÑOR.
1 Pedro 3:7
vosotros, maridos, igualmente, convivid de manera comprensiva con vuestras mujeres, como con un vaso más frágil, puesto que es mujer, dándole honor como a coheredera de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no sean estorbadas.

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