domingo, 1 de marzo de 2015

No hables como uno cualquiera…

Job estaba pasando un tiempo duro, había perdido a sus seres queridos y, al mismo tiempo, sus posesiones, por lo que se encontraba en duelo e inestable económicamente. Además, enferma con una plaga maligna que le causaba dolor desde la cabeza a los pies. Al ver esta situación, la esposa de Job muestra una actitud no esperada:
“Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas (insensatas), has hablado. ¿Pues qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.” Job 2:9-10 RVR 1960
Las palabras traducidas en la biblia como “fatua” o “insensata”, significan en este caso: “Necio, ignorante, falto de razón, sin entendimiento, que no muestra buen juicio o madurez en sus actos”. En su respuesta, Job le muestra a su mujer que estaba hablando sin entendimiento.
En medio del sufrimiento que le producían todas aquellas llagas, y sin saber cuándo algo de su situación iba a cambiar, Job se mantuvo firme.  Él le dijo: “No puedes hablar de esa manera.” Y además le hace una pregunta muy significativa: “Recibimos el bien de parte de Dios, ¿y no recibiremos también el mal?”.En otras palabras, Job le decía: ¿No tiene Él el derecho de hacerlo? ¿No es Él el alfarero y nosotros el barro? ¿No es Él el pastor y nosotros las ovejas? ¿No es Él el amo y nosotros los siervos? Job era un hombre temeroso de Dios en todo tiempo, sabía quién era Él, por lo tanto, no podía pensar en alejarse de su presencia por difícil que fuera lo que estaba afrontando.
Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? Job 1:8 RVR 1960
Lamentablemente, son pocos los que son dignos merecedores de la impronta del Señor cuando se enfrentan a una dificultad. Es posible que en este momento, te encuentres en una situación difícil, y lo que debes analizar es qué actitud estás tomando: la de Job con temor a Dios, o la actitud de su esposa, hablando como cualquiera hablaría, sin entender, actuando inmaduramente, reclamando y queriendo renunciar al verdadero camino porque ignoras realmente quién es Él.
“Entonces Job se levantó, rasgó su manto, y rasuró su cabeza, se postró en tierra y adoró, y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.” Job 1. 20-21
En ese momento de dificultad Job se puso de rodillas, adoró y bendijo el nombre de Dios, ¿Qué harás tú ahora? Pídele perdón por actuar sin entender su voluntad y que te ayude a ser un hombre que confía en Él. No reclames, no te quejes, no bajes los brazos, ni siquiera pienses en apartarte de sus manos, y aprende a decir: “Señor, te seguiré amando”, aunque no te conceda aún las peticiones de tu corazón.
¡No hables como uno cualquiera, habla como un siervo de Dios!

No hay comentarios:

Publicar un comentario