“La oración de fe tiene poder. La oración de fe tiene confianza. La oración de fe tiene sanidad para el cuerpo y el alma”.
La Iglesia del Nuevo Testamento estaba haciendo este tipo de oración cuando oraba por Pedro. Justamente en medio de su oración, oyeron golpes en la puerta, y era Pedro. Se quedaron asombrados. Podemos ver otros muchos ejemplos de esta oración en el ministerio de Jesús, en los apóstoles y también, hoy en nuestras vidas. Los apóstoles oraron a ciencia cierta, sabiendo cuál era la voluntad de Dios para la situación que afrontaban. Confiaban plenamente en ella. Anhelaban, la esperaban... La sabían.
Muchos creyentes temen que cuando dejen las cosas para las que se haga la “voluntad de Dios”, de algún modo, no recibirán solución, provisión, sanidad o liberación para la próxima situación que afronten. Pero no conocen la voluntad de Dios para ellos. Según la oración modelo que Jesús dio a sus discípulos en Mateo 6:9-11, debemos orar para que se haga la voluntad de Dios. Pero la gente es reacia a creer de esta forma, ante lo que creen, el Dios desconocido... Dicen: ‘Si es tu voluntad’... y se detienen ahí. Pero en el verso hay una coma, no un punto. La oración es esta: ‘Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra’ (Lucas 11:2)”. Hay una diferencia significativa.
Cuando hacemos la oración de fe, estamos orando a la voluntad de Dios para que se hagan las cosas en la tierra, como se hacen en el cielo. Aquí es donde es muy importante una revelación clara del Reino. ¿Hay enfermedad en el cielo? ¿Hay carencia en el cielo? ¿Hay alguna persona no salvada en el cielo? Debemos tener fe para creer que Dios quiere que su voluntad para nuestra salud, prosperidad y la salvación completa se manifieste no solo cuando vayamos al cielo, sino también mientras habitamos en la tierra. Es para su gloria. Cuando las personas ven que Dios escucha a su pueblo y contesta sus oraciones, constituye un testimonio de Él. Las personas son atraídas a Dios cuando pueden ver, siendo testigos, de que Él es un Dios que oye, y si oye, ellos saben que responderá.
Jesús dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10). Tiene usted que tener la seguridad de que es la voluntad de Dios la que obra en usted, para que cuando ore, lo haga con confianza y fe en que Él responderá.
El Señor quiere que tengamos más fe. Cuando varios están orando juntos por la misma petición y uno ha hecho la oración de fe, el Espíritu Santo glorificará a Jesús dando testimonio de la oración que se ha oído... El Señor quiere que sepamos que Él nos ha oído. Tenemos que darle gracias y alabarle por responder, eso nos ayudará mucho cuando oremos.
Una gran fe
Hay muchos tipos distintos de fe: (1) fe para ser salvo, (2) fe general en lo que a usted le parece real, (3) fe en que Dios es real,... (4) fe en que su silla no se romperá cuando se siente sobre ella, etc. Pero del que hablamos, es otro tipo de fe, una fe especial. La Nueva Traducción Viviente dice: “A otro el mismo Espíritu le da gran fe” (1 Corintios 12:9). Esta fe, también denominada fe especial, es uno de los dones espirituales. Usted verá a menudo, que si da un paso de fe y usa su propia fe, la que tiene como cristiano, cuando se le acabe, frecuentemente se activará esta fe sobrenatural. La razón por la que no les ha sucedido a muchas personas, es porque no usan primero y sabiamente, la que ya tienen.
Porque cada creyente ya tiene una fe general o salvadora, la cual también es un don. Efesios 2:8 dice: “Porque por gracia sois salvos, por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios”. La fe por la que usted es salvo es un don de Dios, pero no es uno de los nueve dones del Espíritu. La fe salvadora usted la recibe oyendo la Palabra, porque la Biblia dice: “Así que la fe (fe salvadora) es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17).
La fe de la que se trata, “fe especial”, es distinta a la fe general o fe salvadora. Es una manifestación sobrenatural del Espíritu Santo. Éste hace que un creyente sea capacitado con una fe especial, o gran fe, que está por encima de la fe salvadora.
Este es el tipo de fe que usted necesita para mover las obstrucciones y los obstáculos de su camino. Enfermedad, problemas económicos, abuso, orgullo, desempleo, ataduras y fortalezas de todo tipo no podrán permanecer en su vida cuando usted ore con esta gran fe. ¡Se tienen que ir!
Lo único que tiene que hacer es creer, y nada será imposible para usted (Marcos 9:23). Eso es esencial. Esta fe especial hará que usted hable a demonios tercos y les diga: “Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él” (verso 25). La fe especial es la gran fe que Jesús tuvo durante su ministerio en la tierra, y Él dijo que nosotros caminaríamos en un poder incluso mayor y haríamos cosas mayores de las que Él hizo.
Lo único que tiene que hacer es creer, y nada será imposible para usted (Marcos 9:23). Eso es esencial. Esta fe especial hará que usted hable a demonios tercos y les diga: “Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él” (verso 25). La fe especial es la gran fe que Jesús tuvo durante su ministerio en la tierra, y Él dijo que nosotros caminaríamos en un poder incluso mayor y haríamos cosas mayores de las que Él hizo.
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