Si recibieres mis palabras, y mis mandamientos guardares dentro de ti, haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; si inclinares tu corazón a la prudencia… entonces entenderás el temor del Señor, y hallarás el conocimiento de Dios. Proverbios 2:1-5
¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber si tienes inteligencia. ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió sobre ella cordel? ¿Sobre qué están fundadas sus bases?
¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber si tienes inteligencia. ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió sobre ella cordel? ¿Sobre qué están fundadas sus bases?
Job 38:4-6
Una noche de enero del año 1992, después de haber trabajado mucho para probar que la Biblia era falsa, empecé a descubrir la clave de mi nueva vida… ¿Y si este Universo hubiese sido creado por el Dios de la Biblia?
Al fin abrí esa Biblia que mi abuela me había dado hacía tiempo, y que yo había dejado en el fondo de un baúl. Inicialmente, estaba muy decidido a encontrar errores en ella, y como encontrase uno solo echaría ese libro al fuego, tal como había hecho con diversos libros de magia, esoterismo y otras cosas por el estilo.
Pero no encontré ningún error, por el contrario, hallé la gloria de Dios y las respuestas a todas las preguntas que me acosaban. Entonces descubrí el vacío que me embargaba: ¿cuál era mi ciencia?, ¿cuál era mi fe? Y ahora, ¿cómo conciliar mis conocimientos con las revelaciones que veía en la Biblia?
Cuando empecé mis estudios superiores, pensé que tan pronto obtuviese el título tendría un conocimiento universal. ¡Qué decepción! ¡En vez de respuestas, en realidad tenía aún más preguntas! Convencido de mi ignorancia, tuve que reconocer definitivamente, que sin la revelación divina no podría saber quién había creado todo este Universo….
(Dios,) quien nos salvó y llamó con llamamiento santo. 2 Timoteo 1:9
¿Qué sucedió esa noche? Me arrodillé ante Dios y al fin, reconocí que Jesucristo había muerto por mis pecados; lo acepté como Señor de mi vida y le abrí mi corazón de par en par. Sí, me di cuenta de que me había equivocado de dirección, que había caminado sin Dios y que, a partir de ese momento, debía dar media vuelta a mi vida. Entonces mi vida cambió inmediatamente; meses más tarde fui bautizado, como confirmación a mi firme decisión de seguir a Jesucristo.
Cuando pasó la euforia del descubrimiento de la salvación, Dios me pidió sencillamente que corrigiera mi pasado, y estuvo sin cesar, dirigiendo mis pensamientos para ayudarme a hacerlo. Aprendí humildemente, a descubrir el poder de la oración, pues también entendí que vivimos en un mundo espiritual. Y quedé fascinado por la impresionante lógica de la Biblia y lleno de admiración ante su Autor. El reproche que le hizo el filósofo Nietzsche al creyente científico Pascal, porque éste decía que conducirse por la fe lleva a un suicidio de la razón, me pareció cada vez menos ridículo…
Esto nos dice que "Podemos contarlo, cantarlo, proclamarlo: ¡Sí, Dios está vivo!" Y él le llama a usted también desde su corazón de Padre, pues le ama tal como es. Mire la naturaleza: ¡una simple hierba es tan compleja que el dios azar no puede haberla hecho! ¡Y la ciencia no puede responder a ningún problema existencial! Pero escuche al Cielo, en donde Dios le espera con una infinita dulzura.
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