"ACERQUÉMONOS, PUES, CONFIADAMENTE AL TRONO DE LA GRACIA..." (Hebreos 4:16)
Si alguna vez has estado en un parque temático, sabrás que está diseñado para que te sientas transportado a otro mundo. Su meta es ayudarte a que te dejes llevar por su alegría y excitación.
Cuando oramos, también somos transportados a otro mundo. Ahora bien, un parque temático es una ficción, porque tienes que ir y luego volver al mundo real. Sin embargo, con la oración no hay ficción; nos lleva a la esfera celestial donde Jesús está sentado a la diestra de Dios y nos coloca en una posición de poder escucharle.
¿Escuchar qué? Por supuesto, la voz del Señor aplicando su Palabra a nuestras necesidades y circunstancias específicas. Pero admitámoslo, la oración puede ser una tarea difícil porque requiere disciplina; no es tan fácil como recorrer un parque temático divirtiéndote. Todos sabemos lo que significa ponerse de rodillas con las mejores intenciones,... y caer dormido, quedarnos sin palabras y darnos cuenta después de unos pocos minutos, que nuestras mentes están divagando.
La oración cambia las cosas, pero primero nos tiene que cambiar a nosotros, es decir, de estar centrados en nosotros mismos a centrarnos en Dios para poder comprender y hacer su voluntad. El escritor de Hebreos lo expresó de este modo: "No tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro" (Hebreos 4:15-16). ¿Escuchar qué? Por supuesto, la voz del Señor aplicando su Palabra a nuestras necesidades y circunstancias específicas. Pero admitámoslo, la oración puede ser una tarea difícil porque requiere disciplina; no es tan fácil como recorrer un parque temático divirtiéndote. Todos sabemos lo que significa ponerse de rodillas con las mejores intenciones,... y caer dormido, quedarnos sin palabras y darnos cuenta después de unos pocos minutos, que nuestras mentes están divagando.
Hoy tienes acceso al Señor por medio de la oración. ¡Úsala!
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