viernes, 6 de febrero de 2015

Rienda suelta a dejarse ser de bendición

chiringa-o-piscuchaCuando Dios ministra nuestras vidas, a veces Él hará grandes cosas en nosotros siempre que le permitamos que nos utilice. Es entonces cuando nosotros nos preguntamos “¿Y cómo va a pasar esto? ¿Cómo lo va a hacer Dios?”
Miramos nuestras posibilidades y recursos, y pensamos que no bastan. Nos comparamos con otros y sentimos que no son suficientes, que son muchas las cosas que nos faltan para lograr ser instrumentos de Dios. Y pensamos e imaginamos que Dios nos las dará de una determinada forma, en cierto lugar y tiempo.
El caso es que hace unos días meditaba en una palabra profética, que hace años Dios depositó en mi vida. Cuando Dios habla de llegar al mundo, imaginamos que será como un avión, y podría ser así. Pero no se nos ocurre pensar llegar al mundo a través de un medio como Internet. No imaginamos que una palabra depositada en una vida a la que podamos alcanzar, puede marcar la vida de... generaciones, no  pensamos que Dios puede usarnos como instrumentos para marcar la vida de alguien, y esas personas, tocadas ya por su poder, jamás serían las mismas.
Para ello, lo primero que Dios necesita de nosotros es deseo y disposición. Entrega y pasión, esa llama que avive nuestro interior y nos haga entrar en su presencia, para descubrir esos hermosos secretos que están reservados a los que le buscan insistentemente en oración. Es necesario que dejemos a un lado los temores, que desechemos los pensamientos negativos y nos pongamos en acción. Y la acción requiere movimiento. 
No podemos permanecer estáticos. Como dice un refrán: “si el agua se estanca, no podrá correr”. Tienes que dar rienda suelta, dejarte ser de bendición y multiplicar esos dones que Dios puso en ti para beneficio de su reino. Haz lo que tengas en tu mano hacer, no reprimas esa inquietud que hace mucho tiempo Dios te ha puesto, al contrario, hazle caso a esa inquietud de hacer lo que sabes que tienes que hacer. ¿Acaso no entiendes todo lo hermoso y valioso que Dios ha depositado en ti, para que seas de bendición a otros? ¡Deja la duda, atrévete a moverte en la voluntad de Dios!
Cuando obedeces a Dios pasarán muchas cosas, pero una de las mejores es que podrás ver su gloria de una manera impresionante. Verás también cómo Él respalda el trabajo y multiplica lo que ha puesto en tus manos.

¡ANÍMATE, TEN FE Y ACTÚA!

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