sábado, 28 de febrero de 2015

Mi Hijo Preferido

La humorista Erma Bombeck escribió en cierta ocasión:
"Cada madre tiene un hijo preferido. Es tan habitual que no lo puede resistir. Después de todo, no deja de ser humana.
Yo tengo el mío; el hijo por quien siento una cercanía especial, con el cual comparto sentimientos de amor que nadie podrá entender. Mi hijo preferido es el que ha estado tan enfermo como para no poder comer helado durante su fiesta de cumpleaños…el que tenía varicela durante la Navidad…el que al acostarse usaba abrazaderas en sus piernas porque sus pies se giraban hacia dentro, el que a medianoche tenía fiebre, ataques de asma,... el chico que sostenía en mis brazos en la sala de emergencias.
Mi hijo favorito es el que cometió los errores durante el recital de piano, quien no supo deletrear la palabra comité durante el examen de ortografía, el que corrió en dirección contraria en aquel partido de fútbol, y a quien le robaron su bicicleta por ser descuidado.
Mi hijo preferido era egoísta, inmaduro, malhumorado, y egocéntrico. También era vulnerable, solitario, inseguro en cuanto a su participación en este mundo... pero sumamente maravilloso.
Todas las madres tienen un hijo preferido. Siempre es el mismo: el que siempre te necesita; te necesita por cualquier razón, para aferrarse a ti, gritarte, herirte, o abrazarte, elogiarte, también para echarte la culpa o descargar sobre ti, pero sobre todo, para que estés presente.
Haz que tus hijos sientan que son especiales al estar siempre disponible para ellos, así como nuestro Padre celestial está siempre disponible para nosotros.
Los hijos necesitan amor, especialmente cuando no se lo merecen".
Cuando encontré esta pequeña reflexión, no pude dejar de pensar en la gran verdad que leía. Tengo 2 hijos, y siempre como padre, uno dice que NO tiene favoritos, por lo que al leer el título me llamó más la atención. Ya que cuando ese hijo nos necesita, y le damos ese tiempo especial que precisa, en ese tiempo se convierte en favorito. No porque sea mejor que el otro, sino porque las circunstancias mandan.
Pero lo que más llama mi atención, es que en esos momentos nuestra respuesta como padres, por estar ahí, va a ser decisiva en la relación que tengamos con ese hijo. Puede ser el momento de una enfermedad, de una frustración, o hasta para disciplinarlo. El hecho de estar presentes es sus vidas en esos momentos, define su futuro y por ende, el de nuestra familia.
Hoy en día estamos tan ocupados que hemos dejado esas responsabilidades en manos de terceros. He escuchado a madres y padres frustrados porque sus hijos piden más ayuda o consuelo a terceras personas, que a ellos mismos. Pero también conozco a padres y madres que ponen a sus hijos por encima de todo, que cuando llaman del colegio porque el niño o la niña se siente mal, en minutos están ahí para socorrerlo, que tienen una gran comunicación como para que sus hijos les cuenten sus confidencias y busquen consejos en ellos, que prefieren pasar una tarde familiar a una salida con sus amigos, o quedarse solos en casa con ellos mientras el resto de la familia sale a pasear.
En esos momentos en los que se han convertido en los hijos favoritos, rinde fruto el futuro, porque han aprendido que sus papás están ahí para cuando los necesiten, sin importar lo grande que haya sido el fallo o error cometido.
Hoy es el día de que tomemos conciencia de que los hijos necesitan de nuestra presencia, y que esa atención, demandada por ellos, y servida en el momento oportuno, va a acercarnos a ellos para que conforme crezcan no se cree un abismo y nos distanciemos, como es muy normal en muchas familias.
¡Así que, aprovecha el tiempo con ese hijo preferido!
Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso. Lucas 6: 36

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