La diferencia entre los grandes de espíritu y los demás es que los grandes crean sus vidas activamente, son los protagonistas de sus vidas, mientras que los demás son creados por ellas, esperando pasivamente ver a dónde los lleva la vida. La diferencia entre los dos tipos de personas, es la diferencia entre vivir en plenitud o simplemente existir.
La marca de un gran jugador es su habilidad en volver a intentarlo; todos los grandes campeones han vuelto a insistir después de la derrota.
La marca de un gran jugador es su habilidad en volver a intentarlo; todos los grandes campeones han vuelto a insistir después de la derrota.
A menudo, la diferencia entre un hombre exitoso y uno fracasado no consiste en que las ideas o habilidades de uno sean mejores, sino en el valor que uno tiene de apostar a sus ideas, tomar un riesgo calculado, y actuar.
Si queremos felicidad por una hora… echemos una siesta. Si queremos felicidad por un día… vayámonos a pescar. Si queremos felicidad por un año… heredemos una fortuna. Si queremos felicidad para toda la vida… ayudemos a otro.
Si nos concentramos en obtener lo bueno en cualquier situación, descubriremos que nuestra vida se llenará de repente de gratitud, un sentimiento que alimenta el alma.
Si no estamos dispuestos a escribirlo y firmarlo, no lo digamos.
La vitalidad se muestra no solo en la habilidad de insistir, sino en la habilidad de comenzar de nuevo.
El temor no tiene ningún poder especial a menos que se lo confiramos, sometiéndonos a él.
El crecimiento no es una progresión estable, hacia arriba y hacia adelante. En cambio, sí que es un camino serpenteante; tres pasos hacia adelante, dos hacia atrás, uno alrededor del matorral, y unos cuantos simplemente, parados, antes de otro salto hacia adelante.
Se puede pensar mediocremente, pensar muy bajo o pensar alto, y para ello tenemos la presencia del Espíritu Santo.
Escudríñame, oh Dios, y pruébame; Examina mis íntimos pensamientos y a mí.
Yo conozco que todo lo puedes, Y que no hay pensamiento que se esconda de ti. Job 42:2
Yo conozco que todo lo puedes, Y que no hay pensamiento que se esconda de ti. Job 42:2
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