viernes, 23 de enero de 2015

Misericordia incomparable

¨Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.¨ Lamentaciones 3:22-23 (Reina-Valera 1960)
Todos los días nos enfrentamos a situaciones que suelen poner a prueba nuestras actitudes como hijos de Dios, y muchas veces, cedemos a ellas dejando de lado lo que en realidad, Dios espera de nosotros.
Incomparable misericordia
Como todos los seres humanos, en nuestro vivir cotidiano le fallamos a Dios, sea con mentiras, chismes, contiendas, orgullo, insensatez, vanidades, intolerancia  etc.; somos tan impulsivos que algunas veces decimos cosas y actuamos de una manera desagradable, y al instante nos arrepentimos por eso.
Pero lo que realmente sorprende, es que así como cada día que pasa hacemos sentir mal a nuestro Padre Celestial por algo, así mismo Él cada día nos regala su misericordia, y con ésta nos quiere decir: hijos, no importa cuál sea vuestro pecado, no importa cuál sea vuestra lucha, aquí estoy YO dándoos una nueva oportunidad.
Dios es tan maravilloso, que aunque que hayamos hecho cosas desagradables, como también el pasado tan oscuro que tuvimos, Él no lo tiene en cuenta. A veces nos atormentamos y retardamos el plan que Él tiene para nuestras vidas, porque aún estamos pensando en lo que ya pasó, en  lo que éramos antes, pero su palabra dice: ¨De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. ¨2 Corintios 5:17. Entonces, ¿cuáles son esas cosas viejas que aún te persiguen?, sacúdete de ellas, ya quedaron en el pasado, déjalas atrás para que puedas ser un instrumento nuevo usado por Dios de una manera sobrenatural.
La misericordia de Dios es tan grande e infinita, que nos da privilegios y oportunidades que no merecemos. Él se apiada de nosotros, y no está para señalarnos, al contrario, su mayor anhelo es levantarnos y que vivamos el presente, teniendo la fe suficiente para creer en las cosas que nos puede dar y en lo que nos espera en un futuro. No te juzgues, no te castigues, pues Dios ya te perdonó, solo tienes que pedirle fortalezas para no mirar atrás, para no volver a caer en lo mismo.
A veces  nos encerramos en nosotros mismos, y no dejamos que el perdón, el amor de Dios y su misericordia nos alcancen. Creemos que apartados y aislados de Él vamos a alcanzar paz. No nos agobiemos, no nos mortifiquemos pensado de que si hicimos algo malo Dios nos va a dejar. Pues no, Él tiene un propósito con nosotros y no nos va a dejar hasta que hayamos hecho lo que tiene planeado para nosotros; de las experiencias se aprende y sobre todo si no son buenas, no vale la pena revivirlas sino que nos queden como enseñanzas, para ayudar y aconsejar a otras personas que estén pasando por una situación similar.
No te sientas triste si tu familia, amigos  te dieron la espalda, sí te juzgaron por haber hecho algo malo, porque tienes a Dios y eso es lo que cuenta. Dios debe ser lo más importante en nuestra vida, porque si lo tenemos a Él lo tenemos todo. Y si ves que aquella decisión o aquel error te alejó de las personas que más quieres, no te preocupes, que a veces es mejor estar solo para vivir y conocer profundamente a Dios, para llenarnos de su presencia y no depender emocionalmente de nada ni de nadie, únicamente de nuestro Padre Celestial.
Cuando comprendemos cuán grande es ese amor y esa misericordia, nada nos va a afectar, porque somos hijos de un Rey, que lejos de hacernos daño, lo que hace es prepararnos para lo que ha de venir. Aprovecha la oportunidad que Dios te da para empezar de nuevo, trata de vivir tu vida al máximo y agradarle a Él en todo, que las cosas malas que hiciste ayer no las vuelvas repetir hoy y en lo posible, no repetirlas jamás.
Además no solo debemos pretender recibir misericordia; al igual que el perdón, tenemos que ser misericordiosos con las personas que nos rodean; debemos tener una actitud bondadosa, agradable hacia aquellos que nos han fallado.

 ¨Sed, pues misericordiosos, como también vuestro padre es misericordioso¨

Lucas 6:36 (Reina-Valera 1960).

No hay comentarios:

Publicar un comentario