JESÚS para muchos es un nombre más. Para otros es un profeta. Y para ti, ¿quién es? Necesitamos tener bien claro que Jesús es el Hijo de Dios, el cual se entregó en la cruz para redimirnos del pecado. Necesitamos estar seguros del poder que hay en Su Nombre, el cual es sobre todo nombre. Él venció a las potestades, los gobernadores, los principados y las huestes de maldad de las regiones celestes. Por eso, cuando decimos “JESÚS” con convicción, sabemos que tenemos un respaldo en el mundo espiritual.
La religión mal entendida ha ido cambiado progresivamente, el concepto de JESÚS mostrándonos a uno vencido, dando más poder a imágenes hechas por manos de hombres. Pero la palabra de Dios dice que “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. Juan 8.32
JESÚS es el verbo hecho carne. Se despojó de toda Su gloria para hacerse hombre y padecer por nosotros, para que fuésemos salvos; anuló el acta de los decretos que había en contra de nosotros, cuando arrebató las llaves de la muerte y resucitó ascendiendo al Cielo; luego se sentó a la diestra del Padre para interceder por nosotros.
JESÚS es nuestro abogado, quien está dispuesto a defendernos de todo y protegernos del mal. Por eso, no podemos seguir sin conocer la autoridad que hay en Su Nombre. Solamente tenemos que decir ¡JESÚS, JESÚS! para ser testigos del poder que hay en Él.
JESÚS es nuestro abogado, quien está dispuesto a defendernos de todo y protegernos del mal. Por eso, no podemos seguir sin conocer la autoridad que hay en Su Nombre. Solamente tenemos que decir ¡JESÚS, JESÚS! para ser testigos del poder que hay en Él.
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