La cabeza visible de cada iglesia Ortodoxa es llamado “patriarca” o “metropolitano.” El patriarca de Constantinopla (Estambul) (Turquía), es considerado el “ecuménico,” o patriarca universal. Él es lo más parecido a su contraparte, el Papa de la Iglesia Católica Romana. A diferencia del Papa, quien es conocido como "el vicario del Hijo de Dios", el obispo de Constantinopla es conocido como "el primero entre iguales". Goza de un honor especial, pero no tiene poder para interferir en las otras 12 comunidades Ortodoxas.
La Iglesia Ortodoxa asegura ser la verdadera iglesia de Cristo, y rastrean sus antecedentes de origen con los apóstoles originales, pero a través de una continua cadena de sucesión apostólica. Los teólogos ortodoxos debaten la posición de los católicos romanos y protestantes, y algunos incluso los consideran herejes. Sin embargo, al igual que los católicos y protestantes, los creyentes ortodoxos afirman la existencia de la Trinidad, la Biblia como la Palabra de Dios, Jesús como Dios Hijo, y muchas otras doctrinas bíblicas. A pesar de esto, en cuanto a doctrina, ellos tienen mucho más en común con los católicos romanos de lo que tienen con los creyentes protestantes.
La doctrina de la justificación por fe, está virtualmente ausente de la historia y teología ortodoxa. En vez de ello, la ortodoxia, como conjunto de las iglesias orientales, enfatiza la tesis (literalmente, “divinización”), proceso gradual mediante el cual los creyentes se parecen más y más a Cristo. El problema con las tradiciones ortodoxas, es que fallan al entender que la “divinización” es el resultado progresivo de la salvación... no un requerimiento para la salvación misma.
Otras diferencias ortodoxas que están en conflicto con la Biblia, incluyen:
- Dar la misma autoridad a la tradición eclesiástica y a la Escritura.
- Disuadir a los individuos que deseen interpretar la Biblia independientemente de la tradición.
- La creencia en la perpetua virginidad de María.
- Las oraciones por los muertos.
- El bautismo de infantes con la lógica ausencia de responsabilidad individual, y sin la fe.
- La posibilidad de salvación después de la muerte.
Mientras que la Iglesia Ortodoxa Oriental ha sostenido algunas de las más grandes voces de la iglesia, y también es cierto que mucho de la tradición ortodoxa tiene una genuina relación con la salvación por Jesucristo, la misma iglesia Ortodoxa no habla con un mensaje claro que pueda ser armonizado con el Evangelio bíblico de Cristo. El sonoro llamado de los reformadores por “Solo la Escritura, Solo la Fe, Solo la Gracia, y Solo Cristo” está ausente en esta rama del cristianismo, y éste es un tesoro demasiado precioso para prescindir de él.
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