Dios es el Soberano, Señor del universo, el Arquitecto perfecto,
el Padre lleno de amor. El dulce y buen Redentor que me trajo y me dio la vida,
y comenzó a tejer el tapiz más asombroso que yo pueda entender.
Sus hilos son de colores que, combinados van bien, unos rojos y otros negros,
y algunos verdes también. Los rojos a mí me encantan, los verdes, me gusta ver;
pero los negros, mi hermano, me hacen creer que Él a mí no me ama
o que se olvida de mi ser. Pero un día tocará mis ojos
para que así pueda ver que los rojos, con el negro y el verde
van a encender la imagen más portentosa de sus manos,
al tejer la obra gloriosa más grande que es mi nuevo amanecer.
A Él lo exalto por este hermoso tapiz. Solo a Él lo alabo,
por eso le quiero servir.
Dejar de ser un líder de papel con pies de barro
implica llegar a ser un líder abrahámico,
porque en este tiempo final, los que son cubiertos
con el manto de Abraham llegarán muy lejos. Allá en la distancia,
como pequeñas sombras, se verá a los moabitas con el mismo sabor,
el mismo olor; nada nuevo sucedió en ellos. “Oh, Dios, ayúdanos a ser
los líderes abrahámicos de este tiempo con el manto de Abraham. Amén”.
los líderes abrahámicos de este tiempo con el manto de Abraham. Amén”.
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