domingo, 22 de junio de 2014

El tapiz de Dios


Dios es el Soberano, Señor del universo, el Arquitecto perfecto, 
el Padre lleno de amor. El dulce y buen Redentor que me trajo y me dio la vida, 
y comenzó a tejer el tapiz más asombroso que yo pueda entender.
Sus hilos son de colores que, combinados van bien, unos rojos y otros negros, 
y algunos verdes también. Los rojos a mí me encantan, los verdes, me gusta ver; 
pero los negros, mi hermano, me hacen creer que Él a mí no me ama 
o que se olvida de mi ser. Pero un día tocará mis ojos 
para que así pueda ver que los rojos, con el negro y el verde 
van a encender la imagen más portentosa de sus manos, 
al tejer la obra gloriosa más grande que es mi nuevo amanecer. 
A Él lo exalto por este hermoso tapiz. Solo a Él lo alabo, 
por eso le quiero servir. 
Dejar de ser un líder de papel con pies de barro 
implica llegar a ser un líder abrahámico, 
porque en este tiempo final, los que son cubiertos 
con el manto de Abraham llegarán muy lejos. Allá en la distancia, 
como pequeñas sombras, se verá a los moabitas con el mismo sabor,
el mismo olor; nada nuevo sucedió en ellos. “Oh, Dios, ayúdanos a ser 
los líderes abrahámicos de este tiempo con el manto de Abraham. Amén”.

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