domingo, 28 de diciembre de 2014

¿Lo dejarías todo?

“Por eso, piénsenlo bien. Si quieren ser mis discípulos, tendrán que abandonar todo lo que tienen.” Lucas 14:33 (TLA)
Mientras Jesús iba de camino, un hombre llegó corriendo, se arrodilló delante de él y le preguntó: -Maestro bueno, dime, ¿qué debo hacer para tener vida eterna?
Jesús le contestó: -¿Por qué dices que soy bueno? Solo Dios es bueno. Tú conoces bien los mandamientos: No mates, no seas infiel en tu matrimonio, no robes, no mientas para hacerle daño a otra persona, no hagas trampas, obedece y cuida a tu padre y a tu madre.
El hombre le dijo: -Maestro, todos esos mandamientos los he obedecido desde que era niño.
Jesús lo miró con amor y le dijo: -Sólo te falta hacer una cosa. Ve y vende todo lo que tienes, y reparte ese dinero entre los pobres. Así, Dios te dará un gran premio en el cielo. Después de eso, ven y conviértete en uno de mis seguidores.
Al oír esto, el hombre se puso muy triste y se fue desanimado, porque tenía muchas posesiones.
Jesús miró a su alrededor y dijo a sus discípulos: -Les aseguro que quien haya dejado algo por seguirme y por anunciar las buenas noticias, recibirá su premio. Si dejó a sus hermanos o hermanas, a su padre o a su madre, a sus hijos, su casa o algún terreno, recibirá en esta vida cien veces más casas, terrenos y familiares, aunque también será maltratado por sus enemigos. Y cuando muera, vivirá con Dios para siempre.
“Si alguno de ustedes quiere ser mi discípulo, tendrá que amarme más que a su padre o a su madre, más que a su esposa o a sus hijos, y más que a sus hermanos o a sus hermanas. Ustedes no pueden seguirme, a menos que me amen más que a su propia vida. Si ustedes no están dispuestos a morir en una cruz, y a hacer lo que yo les diga, no pueden ser mis discípulos”. Lucas 14:26-27 (TLA)
Al tomar la decisión de seguir a Jesús, debo ser consciente de que mi vida no será la misma; porque a pesar de que los problemas continúen, ahora sé que no estoy solo(a), Dios está conmigo y me dejó al Espíritu Santo para que sea mi Consolador, mi Intercesor, mi Santificador y mi fiel Amigo. Cada día, debo anhelar y esforzarme en conocerlo más, debo ser más sensible a su voz y obedecerlo; porque solo si aprendo a vivir de esa manera, podré agradar a Dios con mis acciones y recibir cada una de las bendiciones que Él preparó para mí.
Hoy, tú también, puedes empezar a dejarte guiar por el Espíritu Santo; caminar diariamente con Él, no solo le da sentido a tu vida sino que la enriquece.
Y yo le pediré a Dios el Padre que les envíe al Espíritu Santo, para que siempre los ayude y siempre esté con ustedes. Él les enseñará lo que es la verdad. Juan 14:16-17 (TLA)

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