Dios hace las cosas cuando quiere, como quiere y con quien quiere. “Abram tenía noventa y nueve años de edad cuando el Señor se le apareció y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso. Anda siempre delante de mí y sé perfecto. Yo estableceré mi pacto contigo, y haré que te multipliques en gran manera. Abrán se postró entonces sobre su rostro, y Dios habló con él. Le dijo: Éste es el pacto que hago contigo: Tú serás el padre de muchísima gente. Yo haré que te multipliques en gran manera. De ti saldrán naciones y reyes”. (Génesis 17:1-4, 6 RVC)
1. Dios sabía que Abraham tenía 99 años y le pareció perfecto para lo que iba a hacer (empezar a darle hijos y empezar una nueva nación). Lo que nos dice que Dios nunca llega tarde.
2. La razón del tiempo perfecto es que Dios no tiene límites para hacer lo que se ha propuesto con y a través de nosotros: “Yo soy el Dios Todopoderoso”. (Le dice a Abraham). Muchas veces, en las promesas que Dios nos da, nos detiene y preocupa el pensar ¿cómo lo va a hacer?. Es un asunto en el que nosotros no debemos gastar neuronas. Si Él lo dice, ya tiene planeado cómo lo va a lograr.
3. “Anda siempre delante de mí y sé perfecto”, es la expresión para Abraham y para nosotros. Dios espera integridad de corazón y que cada día honestamente, hagamos las cosas lo mejor que podamos. Que hagamos las cosas para y delante de Él.
4. “Yo estableceré mi pacto contigo, y haré que te multipliques en gran manera”. Todo funciona por la iniciativa e intervención de Dios. Él es quien nos escoge, Él es quien nos hace multiplicar. Él es quien nos escoge y nos da el poder para hacer las cosas. En este caso la multiplicación.
5. “Abrán se postró entonces sobre su rostro, y Dios habló con él. Le dijo: Éste es el pacto que hago contigo: tú serás el padre de muchísima gente. Yo haré que te multipliques en gran manera. De ti saldrán naciones y reyes”. Aún no pasara nada de lo que Dios había prometido pero Abraham empezó a adorar, lo que nos dice que no hay que esperar que las cosas sucedan para contar con ellas. La fe acepta que si Dios lo dijo, ya es un hecho.
6. El ser una influencia de bendición, es fruto de creer, adorar y obedecer: “De ti saldrán naciones y reyes”.
No te desesperes por lo que está sucediendo o por la falta de sucesos extraordinarios. Dios sabe lo que está haciendo. Escúchale (a través de su Palabra), adóralo. Él te dirá, a su tiempo, lo que debes hacer.
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