martes, 18 de noviembre de 2014

Tiempo de calidad - Reflexiones

Inspirado por un viaje de medio día con mi hijo a los campos nevados, y por la necesidad de refrescar nuestra manera de pensar...
Estando de camino a las 3:15 a.m., conducir 450 Kms. no formaba parte de mis planes para el fin de semana. Había estado relajado y cargando mis baterías un par de días, preparándome, era mi intención, para la ajetreada semana que me esperaba.
Mi hijo mayor, Simón, y un grupo de sus buenos amigos se dirigían a un fin de semana en los campos nevados. Pero, debido a un problema de última hora con su transporte, me ofrecí de buena gana para aportar el coche que necesitaban para llegar seguros a los campos nevados, y para que de esa manera, pudieran disfrutar su semana de asueto esquiando y patinando en tablas sobre la nieve.
Al iniciar mi travesía temprana por la mañana, lo único en lo que podía pensar era que tan pronto llegásemos, le diría adiós a los muchachos y estaría en camino de vuelta a casa… un viaje de 900 Kms. de ida y vuelta en solo 10 horas. Aunque estaba feliz de hacer el viaje, solo pensar en tan larga travesía en un día era algo pavoroso, especialmente cuando estaba necesitando tiempo de relajación.
Con los años he llegado a darme cuenta de que en la vida, a menudo los eventos que pasan nos desafían, pero si los hacemos regularmente, no nos revelan su propósito real al principio. Tal como estaba a punto de descubrir en las siguientes 10 horas, este iba a ser el caso en esta ocasión.
El trayecto a nuestro destino fue interrumpido por las necesarias paradas de refrigerio y descanso, un desayuno tempranero en la estación de combustible de la carretera que llenó nuestros estómagos pero no nos nutrió, el amanecer de un nuevo día combinado con niebla, neblina y lluvia ligera, en fin, características de una mañana de invierno al acercarnos a los campos nevados....
Mientras conducíamos, Simón y yo conversamos un poco acerca del fin de semana y un montón de temas aparentemente menores y de poca importancia; sin embargo, fue maravilloso pasar este tiempo con él, ya que en muy pocas ocasiones podíamos pasar juntos cinco horas continuas, exceptuando los sábados por la tarde en que jugábamos al “cricket”.
Al irme para hacer el viaje de regreso a casa, tuve una extraña sensación de soledad que rápidamente desapareció, al concentrarme en conducir a través de la densa niebla matutina. En una hora había atravesado la niebla y tenía carretera abierta ante de mí, así que, conecté el control de velocidad automático y empleé las siguientes cuatro horas escuchando mis discos compactos favoritos.
Cuando era joven, conduje bastantes veces solo por la campiña y a menudo, usaba ese tiempo para pensar sobre asuntos y desafíos que afrontaba en mi negocio o vida personal, muchos de los cuales se aclaraban y, hasta cierto punto, se resolvían; todo durante aquellos largos períodos de soledad dentro de mi coche.
En ese día, recordé algo de aquellos años de conducir largas distancias por mi cuenta, y cuando llegué a casa había desarrollado un plan de acción mentalmente, para un asunto muy importante que tenía que dilucidar la semana siguiente. Sorprendentemente, tras mi largo viaje a casa, me sentía mentalmente refrescado y lleno de energía, y aunque me hallaba físicamente cansado, sabía que dormiría bien esa noche.
Recordé que “La vida es una sucesión de lecciones que necesitan ser vividas para ser comprendidas”.
Lo que este viaje no planeado a los campos nevados me había dado, fue dos lecciones muy oportunas. La primera, que todos necesitamos y nos beneficiamos cuando invertimos tiempo de calidad con nuestros familiares, seres queridos y amigos. La segunda lección fue que un cambio en nuestro ambiente aunque sea temporal, puede por sí mismo, darnos la oportunidad de mirar las cosas desde una perspectiva diferente y permitirnos hallar una solución, al mismo tiempo que salir renovados y estimulados.
Espero con entusiasmo mi próximo evento inesperado y muchas más oportunidades para invertir tiempo de calidad con aquellos que me son importantes y hacen mi vida más gratificante.
Decide esta misma semana, invertir tiempo de calidad con aquellos que amas. No te arrepentirás.
Acuérdate de los tiempos antiguos. Considera los años de muchas generaciones; Pregunta a tu padre, y él te declarará; A tus ancianos, y ellos te dirán. Deuteronomio 32:7.
Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Eclesiastes 3:1.

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