lunes, 17 de noviembre de 2014

La obediencia, la regla de oro

Mateo 7:12  “Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes.”
La mayoría de nosotros conoce ‘la regla de oro’ desde la niñez: debemos tratar a los demás como queremos ser tratados.
delicados-obediencia16aPara los niños, esta regla parece tener sentido. Es lógico compartir si ellos quieren que los demás compartan con ellos, y evitar pegarle a otro, porque tampoco a ellos les gustaría ser las víctimas.
Pero a medida que la vida sigue y que las relaciones se vuelven más complicadas, esta sencilla norma ética no parece cuadrar con nuestras circunstancias.
Por ejemplo, imagínate que tu socio te engañó. ¿Cómo puedes tratarlo con respeto después de haberse aprovechado de ti? Una actitud perdonadora ¿no le abrirá la puerta para que vuelva a hacerlo? Sin embargo, el mandamiento de Dios es aplicable a esta situación.
La obediencia puede ser difícil, porque cuando somos heridos o tratados injustamente, nuestro instinto es vengarnos. De un momento a otro, comenzamos a hablar a espaldas de una persona, y a mostrar un sutil y creciente desprecio a ella. A la naturaleza humana le gusta la venganza por el mal recibido. En realidad, no somos capaces de hacer otra cosa si depende solo de nosotros.
Por fortuna, como creyentes tenemos al Espíritu Santo en nosotros que nos da el poder de perdonar. Por eso, aunque nuestra capacidad no sea suficiente para dar una respuesta que agrade a Dios, por medio del Espíritu Santo tenemos la opción de obedecer.
“En cambio, lo que el Espíritu produce es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio.” (Gálatas 5:22,23).
¿Son visibles estas características en ti? Si no es así, pídele a Dios poder para responder de la manera correcta.
Gracias Padre Celestial por tus grandes consejos y recomendaciones. Ayúdame a superarme y a cumplir Tu voluntad. En el nombre de Cristo, amén. 
Leamos Mateo 22.36-40
36 —Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley?
37 —”Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente”  —le respondió Jesús—. 38 Este es el primero y el más importante de los mandamientos. 39 El segundo se parece a éste: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.”  40 De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.

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