lunes, 17 de noviembre de 2014

La Catedral de La Habana

Para muchas de las comunidades costeras de los mares cálidos, los corales forman parte de sus tradiciones y su vida cotidiana. Es absolutamente normal encontrar en muchas de las ciudades más antiguas del Caribe, auténticas fortalezas coloniales construidas con bloques rocosos de origen coralino.
Estos bloques se obtenían de canteras de roca caliza coralina, que no son más que arrecifes de coral fósiles compactados y emergidos tras el paso de milenios. Es increíblemente notable que la Catedral de La Habana, en Cuba, fue construida con bloques de piedra formados por los esqueletos de diminutos animales que existieron hace unos 131.000 años.
En sus paredes se dibuja la historia del paso del tiempo. Cada columna es un vestigio, cada dintel conserva la memoria ancestral de los animales que nos precedieron, miles de años antes de que el primer hombre dejara su huella en este mundo.
Obviamente, el talento de los pueblos está estrechamente ligado al material disponible. Así que resultó relativamente sencillo que la mundialmente famosa, medicina reconstructiva cubana y el coral se encontraran en algún punto. Desde hace once años el Instituto de Oceanografía de Cuba está produciendo un biomaterial conocido como Hidroxiapatita Porosa Coralina (HAP-200), que ha sido probado satisfactoriamente, como soporte para la formación y crecimiento de nuevo tejido óseo, y que ha tenido un éxito notable en el tratamiento de secuelas óseas post-traumatismos craneoencefálicos.
Incluso se ha probado en implantes oculares, donde una esfera de este biomaterial coralino se utiliza para la inserción de los músculos oculares de la cavidad del ojo perdido, ya que su porosidad permite que sea penetrada paulatinamente, por los tejidos periféricos y vasos sanguíneos.
Esto le brinda movilidad al ojo artificial con resultados estéticos muy satisfactorios. El indiscutible éxito de la utilización de material coralino radica en que su estructura, porosidad y composición química son increíblemente similares a las del tejido óseo humano. Por eso los índices de reacciones adversas son mínimos sin tener, hasta el momento, casos de rechazos.
Es posible que en la fantástica hermosura del arrecife de coral, duerma la solución a muchos de nuestros problemas. A primera vista puede parecer que entre estos pequeños animales de menos de un centímetro y nosotros no haya ninguna relación. Pero, indiscutiblemente, estamos estrechamente hermanados desde lo más profundo de nuestros huesos. Un motivo más para estudiarlos inteligentemente, para protegerlos y preservarlos para nosotros mismos y para las futuras generaciones. 
Puede que el mar, que es cuna de vida, sea también una fuente de respuestas a preguntas que aún estamos tratando de descifrar.
En todo esto podemos ver la Sabiduría de Dios, Creador de todo lo que existe. La creación de Dios nunca entra en conflicto; para que lo entendamos, sus creaciones nunca son conflictivas entre sí,  sino que siempre se hermanan una cosa creada con otra, por lo que debemos alabarlo a Él por su gran Sabiduría.
Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella; el mundo y los que en él habitan. Porque El la fundó sobre los mares, y la asentó sobre los ríos. Salmos 24:1,2

No hay comentarios:

Publicar un comentario